Don Alejandro es un anciano periodista con décadas de experiencia en la cobertura de temas sociales y religiosos. Ha campeado en multitud de conflictos y situaciones de caos y guerra.
Don Alejandro: Buenas tardes, queridos hermanos y hermanas en Cristo. Nos encontramos hoy con la comunidad católica de Lviv, Ucrania, en medio de tiempos de guerra y adversidad. Nos guía la luz y el ejemplo de San Antonio de Padua, cuya fiesta celebraremos en breve. Comenzamos este dialogo con la hermana María, uno de los pilares de esta comunidad a quien todos conocéis y muchos habéis confiado en sus recomendaciones. Seguro que le habéis trasladado estas inquietudes antes. Hermana, ¿cómo se sostiene la fe en medio de un conflicto tan devastador?
Hermana María: Buenas tardes, Don Alejandro, hermanos, hermanas... Nuestra fe se sostiene gracias a la esperanza y el amor que encontramos en Cristo. San Antonio de Padua nos enseñó que la caridad y la bondad son más fuertes que cualquier situación que se nos presenta en contra de toda lógica y razón humana. En estos momentos, nos aferramos a su ejemplo, recordando que él también conoció y padeció situaciones muy difíciles y siempre encontró la manera de ayudar a los demás. Nos hallamos aquí, bajo las bombas, y ante el peligro nuestra misión es mantener viva la llama de la esperanza y brindar apoyo a los más necesitados. Sé que muchos os sentís desbordados pero Dios recompensará vuestras inquietudes y sufrimientos. Él nunca nos abandona. Dejemos nuestro dolor en sus manos.
Don Alejandro: Es conmovedor escuchar eso, hermana. ¿Podría compartir una experiencia reciente que haya fortalecido su fe y animado a la comunidad?
Hermana María: Claro, hace unas semanas, cuando la situación se volvió especialmente difícil, recibimos la visita de un grupo de jóvenes voluntarios de diferentes partes de Europa. Traían consigo alimentos, medicinas y, sobre todo, palabras de aliento. Nos recordaron que no estamos solos y que la comunidad católica mundial reza por nosotros. Esta solidaridad nos hizo sentir la presencia de Dios y nos recordó las enseñanzas de San Antonio sobre la caridad y la unión en tiempos de crisis. Uno de los chicos voluntarios tenía 19 años pero su forma de pensar y el ánimo que nos brindaba nos dejó a todos una sensación muy esperanzadora. Son jóvenes comprometidos, fuertes y alegres. Estuvimos cantando al compás de sus guitarras y recordamos canciones muy bonitas ... (Canta....) "Madre, óyeme, mi plegaria es un grito en la noche... Madre, mírame, en la noche de mi juventud... Madre, sálvame, mil peligros acechan mi vida...."... una melodía muy apropiada que nos emocionó a todos mientras la cantábamos susurrando, sin electricidad, a la luz de las velas.
Don Alejandro: Gracias, hermana. Hermoso testimonio y emocionante canción. Ahora me gustaría hablar con el padre Andriy, el párroco de la iglesia local. Padre, ¿cómo logra mantener la moral de sus feligreses alta en estas circunstancias tan difíciles?
Padre Andriy: Don Alejandro, la clave está en la oración y el abrazo entre todos. San Antonio nos enseñó a confiar en Dios y a ser instrumentos de su paz. Cada día comenzamos con una misa en la que pedimos por la protección y el consuelo de nuestra comunidad.
Además, organizamos actividades para ayudar a los desplazados y a aquellos que han perdido todo. Esta combinación de fe y acción nos mantiene unidos y nos da fuerza para nuestro día a día. Es importante reseñar el valor de todos los que aquí presentes. A diario nos dan muestra de su fortaleza física y espiritual con una entrega al otro difícil de definir. Para mí sois todos héroes del amor y la solidaridad, un ejemplo que perdura en situaciones muy complicadas.
Hace unos días encontramos una familia en la calle. No tenían de nada y nada más comentar el caso todos os pusisteis manos a la obra para acondicionar vuestros hogares y recibir a cuatro personas más.
Don Alejandro: Es admirable, además hay que recordar que tenemos escasez de todo, hasta el agua nos falta y ya pasado el invierno hay que recordar que la calefacción nos dejó en más de una ocasión pasando un frío helador. Sois admirables, sí. Dios quiera que termine pronto esta guerra. Yo sé de su devoción a san Antonio. Quisiera que nos contara si ¿Hay alguna enseñanza específica de San Antonio de Padua que considere especialmente relevante en estos tiempos?
Padre Andriy: Sí. San Antonio decía que la verdadera fuerza del cristiano radica en la humildad y en el amor desinteresado hacia los demás. En medio de este conflicto, hemos aprendido que la humildad nos permite aceptar nuestras debilidades y buscar ayuda, mientras que el amor nos impulsa a compartir lo poco que tenemos y a cuidarnos mutuamente. Esta enseñanza es nuestra guía y nuestro consuelo diario.
Don Alejandro: Muchas gracias, padre. Ahora, me gustaría escuchar a uno de los jóvenes de la comunidad. Iván, tú has crecido en medio de este conflicto. ¿Qué te motiva a seguir adelante y mantener tu fe?
Iván: Buenas tardes, Don Alejandro, buenas tardes familia. Para mí, la fe es una fuente de esperanza. San Antonio de Padua siempre buscó ayudar a los más vulnerables, y eso es lo que intento hacer aquí. Aunque hay días difíciles, veo cómo la gente se apoya mutuamente, cómo se comparten los pocos recursos que tenemos. Esas acciones me inspiran y me recuerdan que, aunque las circunstancias sean duras, nuestra fe y nuestra humanidad nos sostienen. Son días difíciles y en algún momento se contará cómo la población mantuvo su cabeza alta defendiendo su libertad y movida por su gran solidaridad. Se han perdido muchas vidas en esta invasión. Miles de jóvenes se han ido para siempre. Necesitaremos mucha ayuda para reconstruir todo cuando esto termine y fe para perdonar lo que se nos ha hecho y mirar al futuro con ilusión. Ahora, se ve mucha tristeza y cuando conseguimos reírnos por recuerdos o anécdotas, lo aprovechamos al máximo. El tiempo para esto nos lo da nuestra fe.
Don Alejandro: Iván, tu perspectiva es muy valiosa. Finalmente, me gustaría hablar con la abuela Olena, quien ha visto muchas cosas a lo largo de su vida. Abuela, ¿qué mensaje les daría a aquellos que podrían estar perdiendo la fe en estos tiempos tan difíciles?
Abuela Olena: Mire, yo he vivido muchas cosas a lo largo de los años, pero nunca he visto una fe tan fuerte como la que tenemos ahora. San Antonio de Padua nos mostró que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay luz. Mi mensaje para todos es que no pierdan la esperanza. La fe no es solo para los tiempos de paz; es en las dificultades donde se hace más fuerte. Recuerden que Dios está con nosotros y que, como comunidad, podemos superar cualquier obstáculo si permanecemos unidos en amor y oración. No podemos permitir que nos invada la soledad y el desánimo. Juntos caminamos hacia la verdadera victoria que reside en nuestro Padre Jesús.
Hace muchos años, vosotros ni habíais nacido, tuvimos muchos problemas, el principal era el hambre y aquí estamos gracias a todas las oraciones que ofrecimos al Señor. Llegará la paz y nos mantendremos fieles a la Cruz.
Mensaje Final:
La comunidad católica de Lviv nos enseña que la fe puede florecer incluso en las circunstancias más adversas. Guiados por las enseñanzas de San Antonio de Padua, estos valientes hombres y mujeres encuentran fuerza en la oración, la caridad y la unión. Sus testimonios nos recuerdan que la esencia de la fe radica en la capacidad de amar y ayudar a los demás, aun cuando nos toque enfrentarnos a nuestras propias batallas. En medio del conflicto, la esperanza y la bondad se convierten en un faro de luz, demostrando que la fe puede resistir cualquier tormenta.
En este mes celebramos la fiesta de San Antonio, honramos no solo su legado, sino también la fortaleza y convicción de quienes siguen su ejemplo en tiempos de gran necesidad. Que su espíritu nos inspire a todos a ser mejores cristianos y a encontrar esperanza en medio de la adversidad.
Luis López