Oración al Cristo de Medinaceli
"Todos los viernes de Cuaresma, nos dice Antonio Velasco Zazo-, particularmente el primero, en la hora breve e indecisa del atardecer, acudían a la iglesia de Jesús lo mismo nobles que plebeyos. Trasladóse esta costumbre al primer viernes de marzo, desde que un año coincidió así con la Cuaresma".
La famosa adoración del primer viernes de marzo, anota por su parte el cronista conventual en 1924, apenas se sabe cómo comenzó. Ha sido completamente popular. Según los religiosos capuchinos que están aquí desde la fundación, siempre se notó que los viernes de Cuaresma era más numerosa la gente que venía a adorar a Jesús; y pronto, imperceptiblemente se corrió la voz del pueblo madrileño que en el primer viernes de marzo, de tres gracias que se pedían, se conseguía una.
Amadísimo Jesús de Medinaceli,
Tú que nos has revelado toda la misericordia y el profundo amor que Dios nos profesa a cada uno de nosotros,
escucha atento nuestros ruegos.
Tú que teniendo las manos atadas frente al pecado de los hombres decidiste morir para alcanzar el perdón de todos nuestros pecados, en memoria de tu pasión, te solicitamos ayuda y de esta manera transformar nuestras vidas hacia el Evangelio.
Te rogamos nos concedas
¡oh Cristo de Medinaceli!,
conservarnos mansos y humildes
como lo hiciste Tú, y de esta manera poder devolver el bien cuando reine el mal.
Mirar con ojos humildes los desprecios del prójimo, y de esta forma ser más
compasivos con el padecimiento
de los menos poseídos.
¡Oh Jesús mío!
Concédenos el alivio a todos
nuestros males y auxilio en nuestras
necesidades, y con gran esmero
en esta súplica tan especial
que te hago:
(hacer la petición que corresponda)
Divino Jesús de Nazareno,
atiende nuestros ruegos y
bríndanos tu amparo,
bendícenos y protégenos
desde el Cielo con tu infinito amor.
Amén.
(Oracionae.com)