Las impresiones sobre el Sínodo son diversas, dependen de muchos factores, del lugar que cada uno ocupa en la asamblea, de la realidad local de donde proviene y de la propia formación. Entre los padres sinodales se encuentra Monseñor José Adalberto Jiménez, obispo del Vicariato Apostólico de Aguarico, en Ecuador.
Al ser preguntado sobre su impresión en estos primeros días del Sínodo, el prelado capuchino respondía que “es mucha alegría la que siento, es la primera vez que estoy en un Sínodo, pero creo que realmente es un Kairos”. En realidad no se tratan de temas nuevos, pues “las temáticas, de alguna manera está en el Instrumentum Laboris”. Entre esos temas destaca “es cómo sale el grito de la tierra, el grito del clamor de los pueblos amazónicos, el dolor que está presente en las comunidades”.
Monseñor Adalberto se refería a las palabras del Papa Francisco al final de la congregación general del miércoles, donde decía “que llamó la atención la violencia que está presente en el mundo, la violencia también a la tierra, a la contaminación del agua, a todas estas compañías de extracción petrolera, minera, estamos viendo una destrucción muy grande”. Para el obispo de Aguarico es importante “que salga esta voz, porque el estar aquí los padres sinodales es la voz de toda la Amazonía, porque estamos representando a una zona determinada de la Amazonía, y al final, entre todos hacemos ese todo de la Amazonía. No venimos a hablar por nuestra propia voz”.
Refiriéndose al Instrumentum Laboris, destaca que en él “se recogió ya ese sentir de lo que trabajamos en las asambleas, en las reuniones que tuvimos, y ese clamor de la Tierra”. Por todo ello, Sugiere que “para la comunidad mundial, también para todos nosotros, es que de aquí salga un manifiesto donde se haga un llamado a todos los presidentes de las naciones”. Según el obispo, “se hablaba de que este extractivismo también lo está sufriendo, por ejemplo Canadá, lo están sufriendo otros países, donde la destrucción está siendo grave. Las empresas mineras que están por ejemplo en Ecuador, que son de Canadá, y las empresas mineras que son chinas, que ya están metidas en el país y que están haciendo tanto, tanto, tanto daño”.
Para Monseñor Adalberto, “si nosotros, como evangelizadores tenemos que hablar de la vida, de esa vida en abundancia que trae Jesús, y esa vida en abundancia está siendo destruida por gente que llega de fuera, nosotros de qué lado debemos estar, debemos estar desde los pobres y del lado de los débiles”. Junto con eso, al prelado le ha llamado mucho la atención, “el tema de la formación para los indígenas, que tiene que ser una formación misionera, una formación misionera donde hacemos un llamado a todo el mundo, a la Iglesia, tantos laicos, como consagrados, sacerdotes, obispos”.
Para eso es importante, en su opinión que “todos tenemos que estar sumando, es una región especial, la región Pan-Amazónica es una región peculiar, y por tanto nosotros también tenemos que hacer toda un trabajo formativo”. Se ha repetido mucho, “que no nos vean como los visitantes que vamos, celebramos una Eucaristía y ya corremos y no nos quedamos con la gente”, insistiendo en que según los indígenas, “no se quiere una pastoral de visita, sino una pastoral de acompañamiento, que no nos vean sólo, a veces al misionero, como un turista que llega y ya se va de la comunidad. Que nos vean así, sino como quien está acompañando procesos”.
Para ello, “se insiste mucho en que se apoye a los líderes, se apoyen todos los ministerios laicales, sin tener miedo a los ministerios ordenados, pero apoyar también los ministerios laicales, la catequesis, la formación, la celebración de sacramentos, todo esto que salga de los líderes de la propia comunidad, con el fin de que sea algo que nace de dentro y que tiene esa característica de acompañamiento”, afirma el obispo de Aguarico. El obispo dice que “esta mañana conversábamos algunos sobre cómo las comunidades indígenas amazónicas tienen un don de Dios que es la comunidad. No está presente en ellos el individualismo, el yo como persona no es como en el mundo occidental, que una persona solitaria. Porque el indígena se concibe en comunidad, se concibe en pareja, se concibe en grupo, es la comunidad, es la reunión. También la interacción entre los otros pueblos que también son comunitarios, ese diálogo”.
Junto con eso, “otro aspecto también importante es la interculturaliad, pero que supone un diálogo, nosotros vamos de fuera, vamos de otra cultura, de la cultura mestiza, vamos de la cultura blanca, vamos donde ellos, pero tenemos que preguntarles a ellos, que son los primeros, los que reciben este mensaje, que sean ellos los portavoces de su propio mensaje de salvación”, enfatiza Monseñor Adalberto.
Hoy ha sido el primer día de trabajo en grupos lingüísticos, que el Padre Giacomo Costa, Secretario de la Comisión para la Información del Sínodo, definía en su intervención en la Sala Stampa, como “momento de intercambio de ideas, donde cada grupo aporta su granito de arena, algo fundamental para que el proceso avance”. En ese sentido, Monseñor Adalberto reconoce que “lo que se pretende es que nosotros podamos dar líneas más concretas sobre todas estas ideas que a veces se quedan en el aire, que aterricen en unas propuestas muy concretas, de tal manera que podamos presentarlas luego a la asamblea para que haya una selección de ellas y luego, en lo posible, eso que está discernido por los grupos, donde haya coincidencia, que se pueda aprobar, ese es como el sentir general de esto”.
Ante la situación que está viviendo Ecuador, en estado de excepción y toque de queda, el prelado señalaba que “quiero enviar, de parte también de mis otros hermanos obispos, un saludo a todo Ecuador, que está viviendo estos momentos de convulsión de la sociedad, de todo el movimiento indígena que también se ha levantado contra el gobierno”. El reconoce que “rechazamos los movimientos vandálicos, pero acogemos las propuestas que se hacen con sensatez frente a una situación de pobreza, tanta gente que ha sido expulsada de sus trabajos, se habla de cerca de 30000 personas en estos últimos tiempos”. Ante esa situación, el obispo afirma que “pedimos al gobierno nacional, pedimos también a la Asamblea Nacional, una congruencia, una cercanía a los pobres, al periodismo de Ecuador que no se presten a la confusión, que sean claros y como Iglesia, desde acá, desde el Sínodo, apoyamos la unidad, apoyamos la paz, pero la paz que sobra de la justicia”.
Ante ciertas situaciones que se están viviendo, el obispo de Aguarico dice que “pedimos al ejército, a la policía, que no repriman, que sean los primeros que estén también con el pueblo. Eso sí, que se controle de manera fuerte todo lo que es vandalismo, pero que no haya desmanes”. También hace “una llamada para todo el país para que unamos fuerzas en favor de la unión, que sea tiempo también para orar en estos momentos tan difíciles para el Ecuador”. Por todo ello, afirma que “sumamos por la justicia y el bien”, envía “un saludo a todos los ecuatorianos, nuestra bendición desde acá, y también sepan que estamos con ustedes, y esperamos que más pronto que tarde, se reestablezca el orden, la democracia, la paz en el país, ya que Ecuador es un país de paz, es un país pacífico”.
Publicado en Religión Digital