Miércoles 30º Semana Ordinario 2ª de salterio

San Marcelo

Primera lectura: Efesios 6, 1-9

No como quien sirve a los hombres, sino como esclavos de Cristo.
 


Salmo: 144, 10-11. 12-13ab. 13cd-14

R/. El Señor es fiel a todas sus palabras.
 


Evangelio: Lucas 13, 22-30

En aquel tiempo, de camino a Jerusalén, Jesús enseñaba a la gente de los pueblos y aldeas por donde pasaba.
Una vez, uno le preguntó:
—Señor, ¿son pocos los que se salvan?
Jesús les dijo:
—Esfuércense en entrar por la puerta estrecha, porque les digo que muchos intentarán entrar, pero no podrán. Después que el amo de la casa se levante y cierre la puerta, los que de ustedes hayan quedado fuera comenzarán a golpear la puerta diciendo:
«¡Señor, ábrenos!».

Pero él les contestará:
«No sé de dónde son ustedes».
Entonces dirán:
«¡Nosotros hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas!».
Pero él les replicará:
«¡No sé de dónde son ustedes! ¡Apártense de mí todos ustedes que se pasan la vida haciendo el mal!».
Allí llorarán y les rechinarán los dientes cuando vean a Abrahán, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, mientras ustedes son arrojados afuera. Vendrán gentes de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Pues los que ahora son últimos, serán los primeros; y los que ahora son primeros, serán los últimos.

 


Reflexión:

Jesús responde con respuestas esenciales a preguntas periféricas. No vino a satisfacer curiosidades. A una pregunta de orden matemático -¿cuántos?-, da una respuesta de orden existencial y práctico: “Esforzaos”. También advierte de la necesidad de no aducir credenciales equivocadas. La salvación no nos vendrá sólo por haber comido con él sino por haberle dado de comer a él. “¿Y cuando te dimos de comer? Cuando lo hicisteis con uno de estos mis hermanos…”. Él no vino a contar los que se salvan sino a propiciar la salvación para todos. Por eso exige responsabilidad ante el tema. Hoy es muy actual la pregunta estadística. Jesús dice que lo importante no es saber cuántos se salvan sino verificar si yo estoy en vías de salvación. Y advierte de la necesidad de entrar por la “puerta estrecha”, porque hay que esencializar la vida. No se trata de “mangas” anchas ni de mangas estrechas, sino de asumir coherentemente la propuesta de Jesús.
 


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