Sábado 25º Semana Ordinario 1º de salterio

Beato Inocencio de Berzo, San Wenceslao, San Lorenzo Rey

Primera lectura: Eclesiastés 11, 9—12, 8

Acuérdate del Creador en los años mozos, antes de que el polvo vuelva a la tierra y el espíritu a Dios.
 


Salmo: 89, 3-4. 5-6. 12-13. 14 y 17

R/. Señor, durante generaciones
tú has sido nuestro refugio.

 


Evangelio: Lucas 9, 43b-45

En aquel tiempo, mientras todos seguían admirados por lo que Jesús había hecho, él dijo a sus discípulos:
—Escúchenme bien y no olviden esto: el Hijo del hombre está a punto de ser entregado en manos de los hombres.
Pero ellos no comprendieron lo que les decía; todo les resultaba enigmático de modo que no lo entendían. Y tampoco se atrevían a pedirle una explicación.

 


Reflexión:

Jesús les resultaba inaccesible a los discípulos; no lo entienden, pero ¿qué es lo que no entienden? Que el “elegido”, el que cautiva con su palabra y sus milagros, se empeñe en continuar con su idea “victimista” de que será rechazado. A Jesús hay que entenderle -aunque a veces no es fácil, ni sobre todo cómodo- y, en todo caso, no hay que tener nunca miedo de preguntarle. Y ellos tenían miedo de preguntar. ¿Por qué? Porque tenían miedo a la verdad, a la luz. Y nosotros, ¿por qué tenemos miedo? ¿De dónde surge en nosotros? El miedo paraliza y a veces se prefiere no saber para no tener que comprometerse. Ignorar la realidad para no tener que abordarla. El seguimiento de Jesús solo puede hacerse desde la libertad y solo la verdad hace libres.
 


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