Lunes 8ª semana Tiempo Ordinario 4ª de salterio

San Agustiín de Cantorbery

Primera lectura: 1 Pedro 1, 3-9

Sin haber visto a Cristo lo amáis y creéis en él y así os alegráis con un gozo inefable.
 


Salmo: 110, 1-2. 5-6. 9ab y 10c

R/. El Señor recuerda eternamente su alianza.
 


Evangelio: Marcos 10, 17-27

En aquel tiempo, iba Jesús de camino, cuando vino uno corriendo, se arrodilló delante de él y le preguntó:
—Maestro bueno, ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna?
Jesús le dijo:
—¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino solamente Dios.
Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no des falso testimonio, no engañes a nadie; honra a tu padre y a tu madre.

El joven respondió:
—Maestro, todo eso lo he guardado desde mi adolescencia.
Jesús entonces, mirándolo con afecto, le dijo:
—Una cosa te falta: Ve, vende cuanto posees y reparte el producto entre los pobres. Así te harás un tesoro en el cielo. Luego vuelve y sígueme.
Al oír esto, se sintió contrariado y se marchó entristecido, porque era muy rico. Entonces Jesús, mirando a su alrededor, dijo a sus discípulos:
—¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!
Los discípulos se quedaron asombrados al oír estas palabras. Pero
Jesús repitió:
—Hijos míos, ¡qué difícil va a ser entrar en el reino de Dios! Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el reino de Dios.
Con esto, los discípulos quedaron todavía más sorprendidos, y se preguntaban unos a otros:

—En ese caso, ¿quién podrá salvarse?
Jesús los miró y les dijo:
—Para los hombres es imposible, pero no lo es para Dios, porque para Dios todo es posible.

 


Reflexión:

Al que se acercó a Jesús corriendo, con una pregunta fundamental, Jesús le responde con la respuesta “común”, los mandamientos. Pero, queriendo “saber” más, Jesús le hace la propuesta “peculiar”, envuelta en una mirada de cariño. Y ante esta propuesta, el que se acercó corriendo, se retiró “pesaroso porque era muy rico”. Aquel hombre buscaba ser “revalidado”, confirmado en su proyecto de vida, y Jesús quería “revaluarlo”, convertirlo con la propuesta del seguimiento. La mirada de Jesús, inicialmente de cariño, pronto se oscureció, porque aquel hombre no estaba dispuesto a asumir el “plus” que le proponía el Señor.
Aquel hombre pensaba “heredar” la vida eterna y preguntaba por el “precio”. El “tener” priva de la alegría del seguimiento. La respuesta de Jesús -“Una cosa te falta”- podemos completarla con otra -¿qué es lo que nos sobra?-, porque “Quien a Dios tiene, nada le falta”. Por eso son bienaventurados los pobres.

 


  • Compártelo!