Palabra del día

Primera lectura: 1 Pedro 5, 5b-14

Os saluda Marcos, mi hijo.
 

Salmo: 88, 2-3. 6-7. 16-17

R/. El amor del Señor cantaré eternamente.
 

Evangelio: Marcos 16, 15-20

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo:

«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».

Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a predicar por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.
 

Reflexión:

Fiesta de san Marcos, evangelista. Oportunidad para agradecer el Evangelio y abrirlo y abrirnos a él desde situaciones profundas, para dejar que circule por nuestras venas, que oxigene nuestros pulmones, que haga latir con fuerza nuestro corazón. Hay que verificar nuestras pulsaciones y ver si son evangélicas; tomarnos la tensión y la temperatura y ver si son evangélicas. Introducir el evangelio en la vida. Ser evangélicos y evangelizar la vida. “Creed en el Evangelio”, así comienza el evangelio de san Marcos. “Proclamad el Evangelio”, así concluye. El Evangelio debe ser nuestra vocación y nuestra misión, ¿lo es?, ¿es nuestra hoja de ruta? “¡Ay de mi si no anuncio el Evangelio!” (1 Cor 9,16). Ser evangelistas desde la vida. En el relato evangélico Jesús nos encomienda la tarea de perpetuarle, de que no se note su ausencia, porque la encarnamos los discípulos. ¡Enorme y preciosa tarea!.