Lunes Solemnidad 12ª semana Tiempo Ordinario 4 ª de salterio
San Juan Bautista.
Primera lectura: Isaías 49, 1-6
Te hago luz de las naciones.
Salmo: 138, 1-3. 13-14. 15
R/. Te doy gracias,
porque me has escogido portentosamente.
Segunda lectura: Hechos 13, 22-26
Juan predicó antes de que llegara Cristo.
Evangelio: Lucas 1, 57-66. 80
A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y se alegraban con ella. A los ocho días vinieron a circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre intervino diciendo: «¡No! Se va a llamar Juan». Y le dijeron: «Ninguno de tus parientes se llama así». Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una
tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Y todos se quedaron maravillados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y se comentaban todos estos hechos por toda la montaña de Judea. Y todos los que los oían reflexionaban diciendo: «Pues ¿qué será este niño?». Porque la mano del Señor estaba con él. El niño crecía y se fortalecía en el espíritu, y vivía en lugares desiertos hasta los días de
su manifestación a Israel.
Reflexión:
Tres nacimientos celebra litúrgicamente la Iglesia: el de Jesús, el de María y el de Juan Bautista. Juan significa “el fiel a Dios”. Y eso qui so ser Juan. Precursor de Jesús, se entregó a la tarea de prepararleel camino, consciente de que Jesús debía crecer y él debía menguar, de que el verdadero bautismo era el de Jesús y de que el suyo era solo una sombra. No se dejó “marear” por el éxito popular. “Yo no soy”, respondió a los que lo identificaban con el Mesías o con Elías. Él era la voz; Jesús era la Palabra, de quien él no se sentía digno de desatar la correa de la sandalia. “A ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos” (Lc 1,76). Fue la misión de Juan. Aprendamos de él a “ser fieles a Dios” y a entregarnos a esa tarea salvadora: que Cristo crezca en nosotros.