Miércoles 20º semana Tiempo Ordinario 4ª de salterio

San Pio X

Primera lectura: Ezequiel 34, 1-11

Libraré mi rebaño de sus fauces, para que no les sirva de alimento.
 


Salmo: 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6

R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.
 


Evangelio: Mateo 20, 1-16

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
—El reino de los cielos puede compararse al amo de una finca que salió una mañana temprano a contratar jornaleros para su viña. Convino con los jornaleros en pagarles el salario correspondiente a una jornada de trabajo, y los envió a la viña.
Hacia las nueve de la mañana salió de nuevo y vio a otros jornaleros que estaban en la plaza sin hacer nada. Les dijo: «Vayan también ustedes a la viña. Les pagaré lo que sea justo».
Ellos fueron.
Volvió a salir hacia el mediodía, y otra vez a las tres de la tarde, e hizo lo mismo.
Finalmente, sobre las cinco de la tarde, volvió a la plaza y encontró otro grupo de desocupados.
Les preguntó:
«¿Por qué están aquí todo el día sin hacer nada?».
Le contestaron:
«Porque nadie nos ha contratado».
Él les dijo:
«Pues vayan también ustedes a la viña».
Al anochecer, el amo de la viña ordenó a su capataz:
«Llama a los jornaleros y págales su salario, empezando por los últimos hasta los primeros».
Se presentaron, pues, los que habían comenzado a trabajar sobre las cinco de la tarde y cada uno recibió el salario correspondiente a una jornada completa.

Entonces los que habían estado trabajando desde la mañana pensaron que recibirían más; pero, cuando llegó su turno, recibieron el mismo salario. Así que, al recibirlo, se pusieron a murmurar contra el amo diciendo:
«A estos que solo han trabajado una hora, les pagas lo mismo que a nosotros, que hemos trabajado toda la jornada soportando el calor del día».
El amo contestó a uno de ellos: «Amigo, no te trato injustamente. ¿No convinimos en que trabajarías por esa cantidad? Pues tómala y vete. Si yo quiero pagar a este que llegó a última hora lo mismo que a ti, ¿no puedo hacer con lo mío lo que quiera? ¿O es que mi generosidad va a provocar tu envidia?».
Así, los que ahora son últimos serán los primeros, y los que ahora son primeros serán los últimos.

 


Reflexión:

La iniciativa siempre es de Dios, que invita a trabajar en su viña, y el salario es gracia, no mérito. Dios es una oferta, una oportunidad per manente. Un Dios en salida, sin horarios. Esa invitación es la mayor de las gracias. No comprenderlo es miopía. Haber estado desde el principio en la “finca” del Señor es un privilegio que hay que celebrar y agradecer por el que a Dios no hay que pasarle factura. Y esto cuesta comprenderlo, como ocurrió a los obreros de la primera hora. También el hijo mayor lamentó haberse quedado en la casa del padre (Lc 15,28-30). El bien del otro nunca debe hacernos daños, sino alegrarnos. “Hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos”, con ello se no pretende establecer escalafones ni invertir órdenes sino aclarar que ante Dios no hay mérito, todo es gracia. “No hay judío, ni griego…” (Rom 10,12).
 


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