Jueves 2ª semana Tiempo Ordinario 2ª semana del salterio
Santa Prisca, Santa Beatriz
Primera lectura: 1 Samuel 18, 6-9; 19, 1-7
Mi padre busca el modo de matarte.
Salmo: 55, 2-3. 9-10. 11-12. 13
R/. En Dios confío y no tengo miedo.
Evangelio: Marcos 3, 7-12
En aquel tiempo, Jesús se fue con sus discípulos a la orilla del lago y lo siguió una gran multitud de gente procedente de Galilea; y también
de Judea, de Jerusalén, de Idumea, de la orilla oriental del Jordán y de la región de Tiro y Sidón acudió a Jesús mucha gente que había oído hablar de todo lo que hacía.
Jesús mandó a sus discípulos que le preparasen una barca para que la multitud no lo aplastara.
Había curado a tantos, que todos los que tenían alguna enfermedad se echaban ahora sobre él para tocarlo.
Y hasta los espíritus impuros, al verlo, se arrojaban a sus pies, gritando:
—¡Tú eres el Hijo de Dios!
Pero Jesús les ordenaba severamente que no lo descubrieran.
Reflexión:
La lucha de Jesús contra la personificación del mal -los demonios- ex plica por dónde orientaba él su misión: sanar al hombre de las es clavitudes del espíritu, las realmente paralizantes y excluyentes. Hoy negamos o cuestionamos la existencia de esos “demonios”, quizá para eludir la responsabilidad de luchar contra ellos. Nos encontramos con un relato de tránsito y de síntesis -un sumario- de la actividad de Jesús o resumen. Y la movilización popular abarca a toda la geografía de Palestina. ¿Por qué ese movimiento? “Por lo que hacía” (v 8). Mc quiere subrayar que todo obedece a la íntima y singular condición de Jesús como el Hijo
de Dios. La gente, es verdad, aún no lo comprende, pero intuye algo nuevo (cf. Mc 1, 27). Solo unos lo conocen, los espíritus inmundos (v.11). Y, precisamente, Jesús los silencia (v. 12), porque el evangelio de la Verdad no puede anunciarlo el príncipe de la Mentira.