LunesLunes 10ª semana Tiempo Ordinario 2ª de salterio
                            
                            
                            San Ismael, San Samuel.
                            
                            
                                Primera lectura: 1 Reyes 21, 1-16
                                
                                Nabot ha sido lapidado y está muerto.
 
                                
                             
                            
                            
                            
                                Salmo: 5, 2-3. 5-6. 7
                                
                                R/. Atiende mi queja, Señor.
 
                                
                             
                            
                            
                            
                                Evangelio: Mateo 5, 38-42
                                
                                En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—Ustedes saben que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pero yo les digo: No recurran a la violencia contra el que les haga daño. Al contrario, si alguno te abofetea en una mejilla, preséntale también la otra. Y al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica, cédele el manto. Y si alguno te fuerza a llevar una carga a lo largo de una milla, llévasela durante dos. A quien te pida algo, dáselo; y a quien te ruegue que le hagas un préstamo, no le vuelvas la espalda.
 
                                
                             
                            
                            
                            
                                Reflexión: 
                                
                                Hay que desactivar la violencia. La propuesta de Jesús es radical: la violencia genera violencia. Hay que vencer al mal no con más mal sino con el bien (cf. Rom 12,21). Su vida fue un testimonio radical de esta convicción. Y hay que saber tender la mano, y no retirarla al que se acerca con ella tendida a nosotros, esperando “algo”. La propuesta es escandalosa, pero es el principio del cambio de un sistema asentado en la represión y el interés egoísta. Es necesario el don de fortaleza para saber abordar la vida con este espíritu pacífico y pacificador, para vencer al mal a fuerza de hacer el bien. Solo el amor y el perdón desactivan la sinrazón de la violencia. Es el espíritu de la bienaventuranza de los pacíficos que, por eso serán llamados los hijos de Dios.
 
                                
                             
                            
                            
                            
                                
                                    