Miércoles 7ª semana Tiempo Pascual 3ª de salterio

San Isidro Labrador

Primera lectura: Hechos 20, 28-38

Os encomiendo a Dios, que tiene poder para construiros y haceros partícipes de la herencia.
 


Salmo: 67, 29-30. 33-3a. 35b y 36c

R/. Reinos de la tierra, canten a Dios.
 


Evangelio: Juan 17, 11b-19

En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo, oró, diciendo:
—Protege con tu poder, Padre santo, a los que me has confiado, para que vivan unidos, como vivimos unidos nosotros.
Mientras estaba con ellos en el mundo, yo mismo cuidaba con tu poder a los que me confiaste. Los guardé de tal manera, que ninguno de ellos se ha perdido, fuera del que tenía que perderse en cumplimiento de la Escritura. Ahora voy a ti y digo estas cosas mientras todavía estoy en el mundo para que ellos puedan compartir plenamente mi alegría.
Yo les he confiado tu mensaje, pero el mundo los odia, porque no son del mundo, como yo tampoco soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los libres del mal. Como yo no pertenezco al mundo, tampoco ellos pertenecen al mundo. Haz que se consagren a ti por medio de la verdad; tu mensaje es la verdad.
Yo los he enviado al mundo, como tú me enviaste a mí. Por ellos yo me consagro para que también ellos sean consagrados por medio de la verdad.

 


Reflexión:

Jesús muestra su preocupación por el grupo; los encomienda al Padre, a su paterna solicitud: son ya suyos, los continuadores de su obra, la que el Padre le encomendó. No pide para ellos éxito humano, sino fortaleza cristiana. Jesús vive tensionado por dos polos de atracción: el Padre y los que el Padre les confió. Durante su vida fue su Maestro, su seguridad, su referente… Ahora han de caminar “solos”, por eso los confía al cuidado del Padre. Tendrán retos difíciles que afrontar. No pide que los saque del mundo sino que guarde del mal y los consagre en la verdad de su palabra. Pide la unidad, la alegría y la verdad, como actitudes existenciales.
 


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