Jueves 10ª semana Tiempo Ordinario 2ª de salterio

San Antonio de Padua

Primera lectura: 1 Reyes 18, 41-46

Rezó Elías, y el cielo dio la lluvia.
 


Salmo: 64, 10. 11. 12-13

R/. Tú mereces la alabanza,
oh Dios, que estás en Sion.

 


Evangelio: Mateo 5, 20-26

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—Si ustedes no cumplen la voluntad de Dios mejor que los maestros de la ley y que los fariseos, no entrarán en el reino de los cielos.
Ya saben que se dijo a los antepasados: No mates; el que mate, será llevado a juicio. Pero yo les digo: El que se enemiste con su hermano, será llevado a juicio; el que lo insulte será llevado ante el Consejo Supremo, y el que lo injurie gravemente se hará merecedor del fuego de la gehena.
Por tanto, si en el momento de ir a presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene algo en contra de ti, deja tu ofrenda allí mismo delante del altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano. Luego regresa y presenta tu ofrenda.
Ponte de acuerdo con tu adversario sin demora mientras estás a tiempo de hacerlo, no sea que tu adversario te entregue al juez, y el juez a los guardias, y vayas a dar con tus huesos en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que pagues el último céntimo de tu deuda.

 


Reflexión:

Los mandamientos de Dios son profundos y no pueden minimizarse, tienen largos recorridos. Así, el “no matar” va más allá de prohibir la muerte física. Va contra todo tipo de muerte: la descalificación, el insulto, contra todo lo que “hiere” la vida. Y las manos se manchan y se incapacitan para acercarse al altar de Dios cuando las relaciones con los hermanosestán rotas. No podemos ir al Padre como hijos enfrentados (Mt 5,23-24). Por eso siempre pedimos perdón a Dios y a los hermanos antes de celebrar los sagrados misterios, pero debe ser una petición real y no solo ritual. A Dios hay que ir en comunión o con voluntad de llegar a ella. Por eso la
oración cristiana es siempre purificadora de nuestras relaciones humanas.

 


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