Martes 1ª semana Tiempo Ordinario 1ª semana del salterio

San Eulogio de Córdoba.

Primera lectura: 1 Samuel 1, 9-20

El Señor se acordó de Ana, y dio a luz a Samuel.
 


Salmo: 1 Samuel 2, 1. 4-5. 6-7. 8abcd

R/. Mi corazón salta de alegría por el Señor, mi Salvador.
 


Evangelio: Marcos 1, 21-28

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a Cafarnaún y,mcuando llegó el Sábado, Jesús entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Todos quedaban impresionados por sus enseñanzas, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los maestros de la ley.
Estaba allí, en la sinagoga, un hombre poseído por un espíritu impuro, que gritaba:
—¡Jesús de Nazaret, déjanos en paz! ¿Has venido a destruirnos? ¡Te conozco bien: tú eres el Santo de Dios!
Jesús lo increpó, diciéndole:
—¡Cállate y sal de él!
El espíritu impuro, sacudiéndolo violentamente y dando un gran alarido, salió de él. Todos quedaron asombrados hasta el punto de preguntarse unos a otros:
—¿Qué está pasando aquí? Es una nueva enseñanza, llena de autoridad. Además, este hombre da órdenes a los espíritus impuros, y lo obedecen.
Y muy pronto se extendió la fama de Jesús por todas partes en la región entera de Galilea

 


Reflexión:

Jesús no rehúye los espacios tradicionales, la sinagoga, pero los desritualiza, convirtiéndolos en espacios de sanación. Él rezuma novedad. Y la gente lo percibía. Pero, ¿en qué consistía esa novedad? En primer lugar, en él mismo -“¿Quién es este?” (Lc 9,9)-, y, además, en lo que hace -“Pasó haciendo el bien” (Hch 10,38) y “haciéndolo todo bien (Mc 7,37), y en lo que dice -un testimonio insobornable de la verdad-, y esto sorprendía porque no era lo habitual -“No hemos visto cosa igual” (Mc 2,12)-. Y, finalmente, cómo lo dice -“No enseña como los escribas sino con autoridad” (Mt 7,29)-. Jesús es todo menos rutina; encarna la novedad. Una actitud necesaria para quienes damos la impresión de estar ya habituados a casi todo. Cuan el “hoy” se convierte en “ayer”; cuando el “ahora” se convierte en “aquel tiempo”; cuando el presente se convierte en pasado, todo se fosiliza, se enfría y no entusiasma.
 


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