Lunes 6ª semana Tiempo Pascual 2ª de salterio
San Heliodoro
Primera lectura: Hechos 16, 11-15
El Señor se abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo.
Salmo: 149, 1-2. 3-4. 5-6a y 9b
R/. El Señor ama a su pueblo.
Evangelio: Juan 15, 26—16, 4a
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—Cuando venga el Abogado que les enviaré a ustedes desde el Padre, el Espíritu de la verdad que procede del Padre, él dará testimonio en mi favor. Y también ustedes serán mis testigos, pues no en balde han estado conmigo desde el principio.
Les he dicho todo esto para que no sucumban en la prueba. Porque los expulsarán de la sinagoga. Más aún, llegará un momento en que les quitarán la vida, convencidos de que con ello rinden culto a Dios. Y harán eso con ustedes porque no conocen ni al Padre ni a mí.
Se lo digo de antemano para que, cuando suceda, recuerden que ya se lo había anunciado.
Reflexión:
En su despedida, Jesús continúa advirtiendo sobre los “riesgos” de su amistad. Pero no solo advierte, promete un Defensor que forta lecerá en la tribulación y en el testimonio: el Espíritu de la Verdad. Así, toda la “familia” de Dios queda implicada en la obra salvadora: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Con estos apoyos, si Dios está con nosotros, ¿quién podrá contra nosotros? “Todo lo puedo en aquel que me conforta” (Flp 4,13). La historia de la Iglesia está, desde el principio marcada por esta “violencia” contra el Evangelio. Y sobre esta situación se alza la bienaventuranza: “Bienaventurados los perseguidos por ser justos, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mt 5,10), pues “si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros; no es el discípulo más que el maestro” (Jn 15,20). Asumir esto no es fácil, porque este testimonio no se identifica con el aplauso humano: “¡Ay, cuando todos hablen bien de vosotros…! (Lc 6,26)”.