Sábado Fiesta 26º Semana Ordinario 2º de salterio

Día de Acción de Gracias, San Atilano.

Primera lectura: Deuteronomio 8, 7-18

Dios te da la fuerza para adquirir esa riqueza.
 


Salmo: 1 Corintios 29, 10. 11abc. 11d-12a. 12bcd

R/. Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder.
 


Segunda lectura: 2 Corintios 5, 17-21

Os pedimos que os reconciliéis con Dios.
 


Evangelio: Mateo 7, 7-11

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden!.
 


Reflexión:

Los discípulos regresan alegres por el éxito de la misión. Pero Jesús inmediatamente les aclara: no debe ser ese el motivo de la verda dera alegría, el éxito pastoral, que consideraban como éxito personal, sino el de que sus nombres están escritos en el cielo, en el corazón de Dios. ¡Este es el motivo de la verdadera alegría, que nadie nos podrá arrebatar! Esta puntualización de Jesús es de gran actualidad. ¿No es el motivo de nuestra “tristeza” constatar la falta de éxito? ¿No nos medimos por el éxito? En la Iglesia los criterios deben ser otros. La alegría debe estar correctamente motivada, si no “se convertirá en tristeza” (Sant 4,9).
La verdadera alegría no reside en realizar prodigios en nombre de Dios, sino en saberse ya inscrito en el proyecto del amor de Dios. Esta es la verdadera sabiduría, que Jesús ha venido a desvelarnos. Dios ha hecho una opción no excluyente pero si preferente por los pobres y sencillos. Francisco de Asís vivió en esta atmósfera.

 


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