Miércoles 9ª semana Tiempo Ordinario 1ª de salterio
San Bonifacio
Primera lectura: 2 Timoteo 1, 1-3. 6-12
Reaviva el don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos.
Salmo: 122, 1-2a. 2bcd
R/. Levanto mis ojos hacia ti, Señor.
Evangelio: Marcos 12, 18-27
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos que, como dicen que no hay resurrección, hicieron a Jesús esta pregunta:
—Maestro, Moisés nos dejó escrito que si el hermano de uno muere y deja esposa, pero no hijos, el hermano mayor superviviente deberá casarse con la viuda para dar descendencia al hermano difunto. Pues bien, hubo una vez siete hermanos; el primero de ellos se casó, pero murió sin haber tenido descendencia. Entonces el segundo hermano se casó con la viuda, pero él también murió sin dejar descendencia. Lo mismo pasó con el tercero, y con los siete: ninguno tuvo
descendencia de aquella mujer, que fue la última de todos en morir. Así pues, en la resurrección, cuando todos resuciten, ¿de cuál de ellos será esposa, si los siete estuvieron casados con ella?
Jesús les dijo:
—Ustedes están en esto muy equivocados al no conocer las Escrituras ni tener idea del poder de Dios. En la resurrección ya no habrá
matrimonios, sino que todos serán como los ángeles que están enlos cielos. En cuanto a que los muertos han de resucitar, ¿no han leído en el libro de Moisés, en el pasaje de la zarza, lo que Dios le dijo: Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Pues bien, él es Dios de vivos y no de muertos. ¡Ustedes están muy equivocados!
Reflexión:
La pregunta debe ser una herramienta para encontrar la verdad, no para enredar. Jesús muestra una profundidad y sabiduría singulares. No se deja enredar, ahora por el grupo sacerdotal, los saduceos. Deshace la argumentación sobre la negación de la resurrección de los muertos con la propuesta de un nuevo paradigma: el más allá no es una prolongación del más acá. ¡Hay que saber preguntar! Los esquemas de este mundo serán transformados. “Ni el ojo vio… lo que Dios tiene preparado para los que le aman” (1Cor 2,9). Dios es Dios de vivos no de muertos ni de esquemas muertos. Esta vida nos sirve para alcanzar la otra, pero no para imaginarla. Jesús advierte contra los casuismos capciosos y malintencionados.