Jueves Tiempo Navidad 1ª semana de salterio

San Rigoberto , Santa Ángela

Primera lectura: 1 Juan 3, 7-10

No puede pecar, porque ha nacido de Dios.
 


Salmo: 97, 1-2ab. 7-8a. 8b-9

R/. Han visto los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios.
 


Evangelio: Juan 1, 35-42

En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, al ver a Jesús que pasaba por allí, dijo:
—Ahí tienen al Cordero de Dios.
Los dos discípulos, que se lo oyeron decir, fueron en pos de Jesús, quien, al ver que lo seguían, les preguntó:
—¿Qué buscan?
Ellos contestaron:
—Rabí (que significa «Maestro»), ¿dónde vives?
Él les respondió:
—Vengan a verlo.
Se fueron, pues, con él, vieron dónde vivía y pasaron con él el resto de aquel día. Eran como las cuatro de la tarde.
Uno de los dos que habían escuchado a Juan y habían seguido a Jesús era Andrés, el hermano de Simón Pedro. Lo primero que hizo Andrés fue ir en busca de su hermano Simón para decirle:
—Hemos hallado al Mesías (palabra que quiere decir «Cristo»).
Y se lo presentó a Jesús, quien, fijando en él la mirada, le dijo:
—Tú eres Simón, hijo de Juan; en adelante te llamarás Cefas (es decir, Pedro).

 


Reflexión:

Juan muestra a sus discípulos al verdadero Maestro. Y dos de ellos se deciden a cambiar de escuela. “¿Qué buscáis?”, “¿Dónde vives?”. “Venid y lo veréis”. Diálogo breve pero elocuente. La propuesta de Jesús es de tipo experiencial: “Venid y lo veréis”. Fueron, vieron y se quedaron. Y, vueltos a casa, se convierten en promotores vocacionales. Andrés no solo se lo comunicó a Pedro, sino que lo llevó también donde Jesús. ¿Qué les impresionó de Jesús? ¿Su pobreza? ¿Su autenticidad? Les impresionó él, como un todo nuevo y prometedor. Y no se equivocaron. Esta es la “dinámica” de la cadena vocacional y de la pastoral vocacional: el encuentro personal con Cristo y el anuncio personal del mismo a los otros. Sin vivencia y experiencia no puede haber anuncio. ¿Es así entre nosotros? ¿Anunciamos a un Jesús teorizado o a un Jesús vivenciado?
 


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