Nací en Mellanzos de Eslonza, un pequeño pueblo de León, a veinticuatro kilómetros de la capital, donde pasé los siete primeros años de mi vida. Mis padres, Isabel y Marceliano, tenían ya ocho hijos, cuatro chicos y cuatro chicas. Yo llegué para deshacer el empate. Soy el noveno de nueve hermanos, por lo tanto, el más pequeño.
Para unos era el mimado de la casa, por eso de ser el más pequeño. Yo no lo percibí así, ya que también, el más pequeño, acababa llevándose las culpas de las travesuras de los otros. La verdad es que mis recuerdos de la infancia en el pueblo son muy agradables, me sentí especialmente querido por todos mis hermanos y por mis padres.
Éramos una familia “distinta” dentro del entorno rural, ya que mis padres no se dedicaban a la labranza o a la ganadería, sino que tenían una tienda de ultramarinos y se dedicaban a vender o intercambiar productos de primera necesidad con los vecinos de los pueblos cercanos. Eso hacía que los vecinos de los pueblos de alrededor conocieran al Sr. Marceliano y a toda su familia. Esa famosa pregunta de los pueblos ¿y tú de quién eres? en nuestro caso sobraba. Aún hoy, cuando alguna persona sigue haciendo la preguntita, la mayoría de las veces la identificación sigue siendo… ¡ah…! Nieto o nieta de Marceliano e Isabel.
Con ocho años cumplidos nos trasladamos a vivir a la capital. Allí tuve el primer contacto directo con los Capuchinos. En la escolanía que tenían en el convento de León fuimos a estudiar los dos hermanos más pequeños. De allí pasamos a estudiar en El Pardo y… hasta el día de hoy.
¿Cómo llegas a la Orden Capuchina y cuáles son tus primeras tareas?
La vinculación con la Orden Capuchina, aunque sea indirectamente, me viene de más atrás. Mi hermano Antonio, once años mayor que yo, había ido a estudiar a El Pardo. Nos abría el camino para seguir los mismos pasos a mi hermano Jesús y a mí. Y así fue. En 1968 empecé los estudios en El Pardo. Seis años hasta terminar los estudios primarios y un año de postulantado unido al COU. Después vino el noviciado en Montehano, los cinco años de estudios eclesiásticos en Salamanca y los dos años de especialidad en teología pastoral en Madrid, completados con un año de estudios en Medios audiovisuales al que asistí en el Seminario Mayor de Madrid, hoy San Dámaso.
En todo este proceso, mi primer compromiso con la Orden a través de la profesión temporal en Montehano en 1976; el compromiso definitivo a través de la profesión perpetua en Madrid (1982) y la Ordenación sacerdotal en León en 1983.
Mis primeras tareas en la orden Capuchinos están relacionadas con lo vocacional. Ya antes de acabar los estudios, mientras estaba en Madrid haciendo la especialidad en pastoral, me encargaron de la pastoral vocacional provincial.
Fueron unos años intensos en esta tarea ya que, en la mayoría de las instituciones religiosas, se empezaba a vislumbrar la problemática de la edad, de la falta de vocaciones, de todo lo que estaba relacionado con el futuro de las instituciones religiosas...
Nosotros no éramos una excepción en este tema. Aunque el Seminario nos diera aún una cierta “seguridad” en cuanto al número de postulantes y novicios, ya percibíamos la dificultad de mantener, casi como única, esta forma de pastoral vocacional.
Tratamos de ir dando empuje a otras formas a través de una Pastoral Juvenil que desembocara en una opción vocacional, fuera la que fuera: a la vida familiar en pareja, a la vida religiosa, a la vida sacerdotal…
¿Qué cargos ocupas en la orden? y ... cuéntanos alguna curiosidad
He desarrollado los servicios de Delegado de Pastoral Vocacional, residiendo en León (1984-1987); Director del Seminario San Francisco en El Pardo-Madrid (1987-1996); Guardián del convento y Párroco de la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús de Usera en Madrid (1996-1999); Guardián del convento y Párroco de la Parroquia de San Antonio de Padua en Gijón - Asturias (1999-2002); Guardián del convento y Director de la Residencia Universitaria San Francisco de Asís en León (2002-2005); Párroco de la Parroquia de Jesús de Medinaceli, en Madrid (2005-2008); vuelta a Gijón como Guardián del convento y Párroco de la Parroquia de San Antonio de Padua en Gijón - Asturias (2008-2011). En este periodo me eligen como Consejero Provincial de la provincia de Castilla en los años: de 1990 a 1996; de 2002 a 2005 y de 2008 a 2011.
En la semana de Pascua de 2011 cuatro Provincias de España: Andalucía, Castilla, Navarra y Valencia nos unimos formando la Provincia de HH. MM. Capuchinos de España. En esta nueva aventura me encomiendan la tarea de la administración provincial y me nombran Consejero Provincial (2011-2020), los últimos seis años (2014-2020) me eligen como Vicario Provincial. Además, llevo a cabo el servicio de Guardián del convento de Jesús de Medinaceli del 2011 a 2014 y de 2017 a 2020. En 2020 nos correspondía celebrar un nuevo Capítulo Provincial Ordinario. La pandemia que padecemos nos lo desaconseja. Desde la Curia General nos instan a hacer una consulta para elegir al nuevo Provincial con su Consejo y el 4 de octubre de 2020 llegan los nombramientos desde Roma, en el que me nombran Ministro Provincial.
Prácticamente me he pasado toda mi vida de Capuchino desempeñado algún puesto de responsabilidad en el servicio a los Hermanos y en el servicio a las personas con las que me he encontrado como director, párroco, guardián y consejero provincial en los distintos destinos en los que he estado. Como más de una vez me han comentado, medio en bromas medio en serio, “toda la vida mandando”, ahora le falta “aprender a obedecer” … Ciertamente es una forma de ver las cosas que no admite discusión; hay un matiz, si uno no elige los puestos de responsabilidad, sino que se los han encomendado... entonces la “obediencia” está en la aceptación o no aceptación de los mismos.
Bien sabemos todos que se está mejor sin puestos de responsabilidad: nos “pagan” lo mismo y se vive bastante más tranquilo.
¿En qué consiste el cargo de Ministro Provincial?
En nuestras constituciones, en el número 122,1 se dice que son superiores de la orden con potestad ordinaria el Ministro General en toda la orden el Ministro Provincial en su provincia y el Superior local o Guardián en su Fraternidad.
Hay como tres grandes bloques en los que actuamos, que describo muy sintéticamente:
- El primero está relacionado con los hermanos y la vida de la Provincia:
- Acoger a los Hermanos que se interesan por vivir nuestra vida, cuidar de su vocación, acompañar su proceso formayivo...
- Velar por la vocación de los Hermanos que ya se han comprometido con el estilo de vida Capuchino y promover todo lo necesario para que puedan desarrollar sus capacidades dentro de la fraternidad provincial y de las fraternidades locales.
- Dotar a las fraternidades locales de los elementos necesarios para que cada Hermano pueda llevar a cabo su vocación Capuchina.
- El segundo está relacionado con La Orden Capuchina:
- Mantener vivo el carisma de la Orden, que no depende de una persona o de una Provincia, sino de una Institución más amplia: la Orden (más de 10.000 frailes en todo el mundo), coordinados por el Ministro General y su Consejo.
- En el momento actual en el que nos encontramos de reducción numérica, ir ampliando nuestras perspectivas más allá de nuestra provincia y nuestro país. Tenemos que mirar a Europa y plantearnos diversas colaboraciones comunes: noviciado, centros de estudios comunes, fraternidades internacionales…
- Atender y acompañar a las Custodias que tenemos encomendadas y que fueron las grandes obras de misión en las antiguas provincias: Ecuador, México-Texas y Venezuela. Igualmente estar cercano y mantener la relación con otros países en los que tuvimos presencia misionera: Cuba, Colombia, Chile, Argentina, Centro américa, Filipinas…
- El tercero está relacionado con la Iglesia:
- Si algo caracterizó a Francisco y a su nuevo grupo de Hermanos cuando iniciaron su andadura de “seguidores del Evangelio al pie de la letra”, fue la fidelidad a la Iglesia y a sus representantes legítimamente elegidos.
- La relación con los Obispos y cada una de sus diócesis nos tiene que hacer sentir “iglesia” en medio de nuestras realidades locales.
- Así que el diálogo, la colaboración, la aportación de nuestra carismática forma de vida… hacen visible a la Orden Capuchina dentro de la Iglesia universal y diocesana.
Al final, todo esto nos tiene que vincular con toda la humanidad. Servimos a Dios en los hermanos con los que nos encontramos en cada fraternidad local, en cada parroquia, en cada colegio, en cada obra social... Y lo hacemos al estilo de Francisco: con humildad y sencillez. Dicho de otra forma, al lado de los más pobres de nuestro mundo. Y servimos a Dios en el cuidado y atención a nuestra Madre Tierra, a nuestra gran casa común.
¿Qué retos y objetivos tiene la orden capuchina en España?
Estoy convencido que el primer reto, que debe ser también el primer objetivo, es vivir nuestra vida de Hermanos Capuchinos con autenticidad, con alegría, con sencillez, con esperanza, con paz. La cuestión no es realizar muchas actividades, que las realizamos, sino hacerlo de un modo tan significativo que nos anime a seguir a Cristo “pobre y crucificado” y, a la vez, cuestione el modo de vivir de quienes se acercan a nosotros.
No me estoy inventando nada. En el Evangelio descubrimos que esta fue la forma de acercarse Dios a nosotros, fue la forma de presentarse Jesús a sus conciudadanos, de elegir a sus seguidores: “ven y verás”, “sígueme”. No son las teorías, sino el estilo de vida el que convence, el que cuestiona, el que interroga, el que hace que muchas personas se pregunten ¿Qué tengo que hacer para vivir como tú?
También lo podemos expresar al revés, como lo hizo Francisco, Señor ¿qué quieres que haga? Yo no tengo la iniciativa de mi vocación, es el Señor quien me ha llamado, quien me ha invitado. Sí tengo la responsabilidad en la respuesta. Pero cuando hemos sido “seducidos” por la invitación de Jesús… es más sencillo terminar con las palabras de Francisco de Asís: “Señor ¿qué quieres que haga?”
Los demás retos, esos de los que hablamos y son obvios: la edad avanzada, la reducción de presencias, la falta de vocaciones, el desánimo de algunos hermanos… seremos capaces de superarlos cuando nos centremos en vivir con autenticidad nuestra vida de Hermanos Capuchinos.
¿Cómo afecta el envejecimiento poblacional en la Orden?
Nosotros tenemos la visión del “viejo continente” a la hora de tratar este tema. Europa se está envejeciendo, pero no el mundo. La Orden Capuchina en Europa y en España se está envejeciendo, pero no en el mundo.
España ha sido, en el siglo pasado, una nación misionera, que envió a muchos hermanos y hermanas a colaborar en el anuncio de la Buena Noticia por muchos países del mundo. Hoy tenemos que abrir nuestras mentes y nuestros corazones para recibir a hermanos y hermanas de países jóvenes, cristianamente hablando, que nos ayuden a conservar la llama de la Buena Noticia del Evangelio que hemos recibido y que, aunque muy tenue, aún conservamos en nuestras vidas.
Que nos pesan las estructuras que hemos creado a lo largo de la historia… pues desprendámonos de ellas, o reconvirtámoslas en espacios abiertos a las necesidades de nuestro entorno, o colaboremos con asociaciones como caritas, proyecto hombre… que tienen necesidad de espacios para desarrollar su misión…
Que no somos capaces de mantener todas las actividades que en la actualidad venimos desarrollando… pues echemos imaginación al asunto y planteemos otras formas de mantener el carisma: preparando a seglares, acompañando a otros que realizan las mismas o similares tareas, creando fundaciones o asociaciones que puedan llevar a cabo esta misión, poniéndonos en contacto y al servicio de las diócesis y de la iglesia para que se pueda seguir desarrollando el anuncio del Evangelio…
Si echamos una mirada a la historia de la iglesia en España nos daremos cuenta de cómo ha evolucionado la presencia capuchina en nuestro país. Ha habido acontecimientos históricos que daban por terminada su presencia en España: la desamortización de Mendizábal, por ejemplo, y aquí seguimos.
En el trienio pasado, tuvimos un tema recurrente en la Formación Permanente de la Provincia para cada uno de los tres años: la Minoridad. Con este tema quisimos reflexionar, pensar en común y orar esta “pobre” realidad de nuestra situación actual.
- Hay una minoridad sociológica, que tiene mucho con ver con nuestra situación actual: el número, la edad, la falta de fuerzas… que tenemos que asumir realísticamente y no dejar que nos venza el desánimo, la falta de esperanza y de ilusión en nuestra vida.
- Hay una Minoridad que tenemos que “redescubrir” dentro de nuestra tradición franciscana y capuchina y que tiene que ver con la opción radical de Francisco y sus primeros compañeros: ellos optan por ser “menores a partir de los menores y con los menores” de su sociedad. ¿Dónde nos situamos nosotros hoy?
- Hay una minoridad Vital, para la que es necesario prepararse: “la Vivencia de la salud-enfermedad de los hermanos”. A ver si conseguimos ser especialistas en diversidad de materias y se nos olvida ser especialistas en nuestra propia vida personal. No es tarea fácil. Exige reflexión, diálogo, contemplación y oración.
Recientemente se ha instalado un sistema de cámaras para realizar emisiones online ¿en qué consiste? ¿qué se emite?
El Confinamiento que tuvimos los meses de marzo, abril y mayo del año pasado a causa de la Pandemia que estamos padeciendo nos dejó en muchos ámbitos al descubierto. En nuestro caso nos encontramos con que en nuestra iglesia de Jesús de Medinaceli, que tiene mucha afluencia de público, ahora nos encontrábamos con la iglesia cerrada y sin poder tener acceso a todas esas personas que viene asiduamente a visitar al Cristo de Medinaceli. ¿Cómo hacerles llegar su presencia, su consuelo, su penetrante mirada?
Unos años atrás estábamos preocupados con los medios audiovisuales, pero ahora nos encontramos sin nada, nos habíamos dormido. Empezamos a hacer grabaciones “caseras” con un móvil y colocarlas en You tube. Pronto nos dimos cuenta de la pobreza que tenían las emisiones que realizábamos, pero no podíamos hacer mucho más en la situación en la que nos encontrábamos. A pesar de todo, muchas personas se conectaban para ver a Jesús y seguir nuestro diario besapié, nuestras eucaristías, el viacrucis, el vialucis, el rosario, la novena a San Antonio, el mes de María...
En cuanto la situación mejoró un poco, nos pusimos manos a la obra para poder emitir con calidad y dignidad los acontecimientos fundamentales que se desarrollen en la basílica, así con el besapié de cada viernes.
¿Por qué? Por unas cuantas razones: hay personas enfermas, con movilidad reducida, mayores con problemas de contagios… que nos han manifestado su agradecimiento por acercar a su casa la figura de Jesús de Medinaceli. También hemos recibido mensajes de personas de distintos lugares de España que otros años se podían desplazar a visitar al Cristo y este año les iba a ser imposible. El Cristo de Medinaceli rebasa las fronteras de nuestro país, y devotos de países como México, Estados Unidos, Francia, Portugal… y otros de Centro Europa nos manifiestas su gratitud por las transmisiones.
Eso nos ha animado a invertir en un equipo de Streaming con cuatro cámaras fijas en la iglesia y una cámara móvil. Esperamos con estos medios técnicos poder hacer llegar a todo el que desee conectarse a nuestro canal, la vivencia cristiana de la fe que desarrollamos en la Basílica de Jesús de Medinaceli. Tenemos por delante el reto del Primer Viernes de marzo -que ya hemos tenido que suspender-, trataremos de estar el mayor tiempo posible con contacto con todos los feligreses. La cuaresma está a la vuelta de la esquina y la Semana Santa también. Son tiempos fuertes en los que los cristianos nos acercamos más a Dios y nos gusta dedicar más tiempo a la oración, a estar cerca de Jesús.
Queremos poner a vuestro servicio toda la actividad litúrgica, devocional y artística que se desarrolle en la Basílica de Jesús de Medinaceli. Y, aunque no somos especialistas en medios audiovisuales, todo se va aprendiendo y se va mejorando con el paso del tiempo.
Este es nuestro canal de You tube….
https://www.youtube.com/user/catemedinaceli
Con el tiempo iremos ampliando el número de canales en otras redes sociales.
En cuanto a las vocaciones ¿Estás recibiendo respuestas para realizar experiencias en la Orden?
Inquietud e interés por el estilo de vida franciscana y capuchina claro que hay. Otra cuestión es la constancia en los procesos vocacionales para conocer en serio nuestra vida y experimentarla…
En los pocos meses que llevo de Provincial, se han puesto en contacto con nosotros por motivos vocacionales 10 o 12 personas. Son contactos que, en la mayoría de los casos, nos llegan por medios electrónicos. Evidentemente los pasos a dar en un proceso vocacional tienen que ver, no sólo con el conocimiento teórico de nuestra vida, sino con la experiencia vital, con el conocimiento personal, con el discernimiento serio y pausado de la llamada recibida.
Con la situación sanitaria de pandemia en la que nos encontramos, resulta especialmente complicado convocar y provocar encuentros presenciales entre el candidato y el hermano que hace su acompañamiento.
Es necesario tener paciencia en la situación actual y seguir acompañando, sea por el medio que sea, la inquietud vocacional de los candidatos.
Las vocaciones a nuestra vida son siempre un signo de vitalidad y son, además, un motivo de esperanza e ilusión para quienes vivimos la vida franciscana capuchina. Mirar para atrás y descubrir que Dios sigue llamando, que hay personas jóvenes que siguen respondiendo a la llamada nos anima a nosotros a vivir con mayor fidelidad nuestra propia vocación.
De todos modos, no conviene olvidar la respuesta que dio una delegada vocacional de una institución religiosa cuando la insinuaron que no tenían vocaciones: ¿Cómo que no tenemos vocaciones? la vocación de las hermanas con las que convivo y las que forman mi provincia son vocaciones a cuidar, a mimar, a acompañar, a purificar. Y es que la Vocación no termina cuando un candidato ingresa en una institución u orden religiosa, más bien comienza. Cuidemos nuestra propia vocación que es uno de los mejores trabajos que podemos hacer en la Pastoral Vocacional.
¿Qué opinión te merecen las publicaciones de nuestras revistas?
El mensaje de la Bueno Noticia de Jesús tiene muchos cauces para llegar a las personas. Y uno de ellos, nada desdeñable por cierto, es el de la publicación de las revistas. Tiene una gran ventaja: el mensaje queda escrito; por tanto, se puede releer, pensar, dialogar, discutir, reenviar…
Es evidente que en nuestra vida de hoy vivimos muy deprisa, a un ritmo tan acelerado que a veces nos cuesta tener un momento pausado para reflexionar. Las revistas nos ofrecen esa posibilidad. Si somos capaces de transmitir un mensaje sencillo, limpio y transparente, que toque la actualidad de nuestra vida cotidiana… estaremos llegando a muchas personas que necesitan contrastar su forma de pensar con la de otros, que se empapan de opiniones diversas, de formas distintas de vivir la fe, del testimonio de personas ejemplares, de modos de colaborar y cooperar con obras sociales realizadas aquí en nuestro país o en países de misión… y, además, cada revista nos orienta a devociones concretas: o a San Antonio de Padua, o a San Francisco de Asís, o al Cristo de Medinaceli, o al Beato Leopoldo de Alpandeire, o… a profundizar en la Palabra de Dios a través de Evangelio y Vida.
Los más de 60.000 suscriptores que reciben nuestras revistas populares, son muchas personas que merecen nuestro mayor esfuerzo por ofrecerles un mensaje actual, audaz y coherente, que profundice en la Buena Noticia de Jesús y en la forma de plasmar la vida que tuvo Francisco de Asís y que tenemos los Capuchinos: sencillez, humildad, cercanía a los pobres, respeto y cuidado de la naturaleza... Son valores que merece la pena que nos esforcemos en mantener y en transmitir.
Los muchos colaboradores seglares que escriben en las revistas, los corresponsales de las mimas en distintos pueblos y ciudades de la geografía española, las personas que están en la gestión, dirección, administración y coordinación para que cada mes esté la revista en manos de los suscriptores… hacen que merezca la pena seguir con esta bonita tarea en la que colaboramos también unos cuantos hermanos capuchinos.
Así que… ¡ánimo! a todos los que hacéis posible que cada mes tres revistas: Capuchinos Editorial, El Santo y el Mensajero de San Antonio, estén en manos de los suscriptores y, cada dos meses, una revista más: Evangelio y Vida.
Un mensaje para los lectores de nuestras revistas.
Siempre me ha gustado Santa Teresa de Jesús cuando escribió “nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza; quien a Dios tiene, nada le falta, sólo Dios basta”.
Me gusta por varios motivos: vivimos tan deprisa, tan acelerados, con tanto Whatsap y tanto correo electrónico al que exigimos respuesta inmediata… que muchas veces hay que decir con Teresa de Jesús que “nada te turbe…”
También nos crea estrés esta vida tan acelerada en la que estamos insertos. Los acontecimientos que pasan en nuestro entorno, en nuestra familia, en nuestro mundo llegan a agobiarnos, a estar en un sin vivir. Queremos y buscamos soluciones fáciles y rápidas a nuestros problemas. Nos olvidamos de que “la paciencia todo lo alcanza”.
En lo más profundo de nuestra vida está la razón y el por qué de este mensaje: “sólo Dios basta”. Sin embargo, miro mi agenda y está llena de encuentros, de reuniones, de compromisos que no me dejan ni respirar. Y me cuesta trabajo tener tiempo para Él, reservar espacios para el silencio, para la reflexión, para la escucha.
Repito muchas veces, y trato de poner en práctica en mi vida, esta bonita intuición de Santa Teresa de Jesús. Os animo a vivir la vida con más calma, con más tranquilidad, con más sosiego. Y es que “sólo Dios basta”.