¿En qué situación se encuentra actualmente la población damnificada por el terremoto?
Se puede sintetizar en estas palabras: mucho dolor, impotencia, orfandad y unidad. Llevamos casi dos semanas desde que ocurrió el terremoto y la población tiene en su memoria recuerdos todavía claros de esta terrible tragedia que nos ha llenado de pánico, dolor y que están marcando su vida cotidiana.
Hay quienes no pueden dormir, hay quienes al menor movimiento o ruido entran en ansiedad y pánico, tienen principios de histeria, hay quienes el recuerdo de haber visto a sus muertos les arranca lágrimas, hay quienes todavía desean saber de un familiar o amigo desaparecido, etc…
Poco a poco se están restableciendo los servicios básicos de agua, electricidad y comunicación. Sin embargo esto, que es visible en el centro de las ciudades, en la población más humilde, sigue sufriéndolo la población más pobre.
Algunos hermanos capuchinos visitaron estos poblados pobres que hasta ahora poco o nada han recibido de las ayudas gubernamentales.
Los edificios que el terremoto destrozó, están siendo demolidos y retirados, en cambio las casas o casuchas de los pobres, las de madera y caña, siguen allí, quebradas en el suelo y, las que no sucumbieron, están gravemente dañadas, sostenidas por palos. Hay casas de cemento que quedaron gravemente afectadas sobre todo de los pobres que no son antisísmicas, todavía no se habla de cómo se les ayudará a estas familias, más aún cuando sus miembros no tienen empleos fijos y no están afiliados a la Seguridad Social, no pueden endeudarse en préstamos para mejorar la vivienda. El dolor está en cada paso, y el miedo en cada rostro. Más aun cuándo sigue habiendo réplicas.
Por las grandes averías en las construcciones y familias que se quedaron sin casa, hay alrededor de treinta mil personas que está viviendo en albergues.
Sin embargo, en medio de este paisaje dantesco hay signos y gestos de profunda solidaridad entre los que han quedado sin nada y de aquellos que no les pasó nada y se acercan para ayudar.
¿Se están cubriendo las necesidades básicas?
Consecuencia de esos fatídicos 55 segundos, que duró el terremoto, se dio automáticamente la falta de energía eléctrica, de agua y comunicación, todo colapsó. Los sitios afectados quedaron en tinieblas y eso aumentó la desesperación de la población. Pasaron casi 24 horas para que se restablecieran los servicios básicos en las principales ciudades, más no así en las zonas rurales.
La primera necesidad fue el agua, la gente se desesperó, pero el milagro “solidaridad” apareció pronto, vinieron botellas y botellones de agua de todos los rincones del país e incluso de otros países que vinieron con plantas purificadoras y turbinas para suplir y remediar los daños en plantas potabilizadoras. Sin embargo, la mayoría de ayuda se dirigió a las ciudades, mas no a las zonas rurales, que realmente fueron muy afectadas. Hay zonas rurales y barrios marginales cuyos pobladores están saliendo a las orillas de las carreteras para pedir agua a los transeúntes.
Por el terremoto, muchos postes y torres de electricidad cayeron al suelo y dejando en la oscuridad y sin servicio eléctrico a las zonas afectadas. Al momento, la energía eléctrica está siendo reinstalada, cubriendo gran parte de las ciudades y llegando poco a poco a las zonas marginales, tenemos la esperanza que llegue también a las rurales. Gran cantidad de familias perdieron sus bienes que tardarán mucho en recuperarlos ya que requieren dinero para ello. Dinero que será difícil conseguir puesto que los pobres no tienen trabajos estables y muchos de los trabajos están apenas reiniciando actividades.
El alcantarillado quedó igualmente bloqueado y poco a poco lo están restableciendo. Este servicio básico es propio de las ciudades, mientras en la zona rural son los pozos sépticos que, en muchos casos, deben ser reconstruidos o reparados.
Las comunicaciones se están restableciendo. Las telefonías móvil y fija, al momento del terremoto quedó inutilizada, contribuyendo al pánico de la población. Paulatinamente se restablece el servicio telefónico, los canales de televisión y radio.
¿Qué están haciendo las fraternidades capuchinas ante esta emergencia?
Desde el primer momento en que se localizó el epicentro del terremoto, varios hermanos expresaron su deseo de acudir a los sitios afectados y prestar su contingente en lo que sea necesario. Como Custodia Capuchina en el Ecuador se vio conveniente que las fraternidades liberen uno o dos hermanos para que, de modo ordenado y alternado, podamos acudir y atender. Para ello, centramos nuestra presencia en la casa del Postulantado, ubicada en la ciudad de Portoviejo, ciudad fuertemente afectada por el terremoto. A la vez, los hermanos capuchinos de la fraternidad de Portoviejo, en colaboración con laicos comprometidos empezaron una titánica labor de atención a damnificados. Casi todas las fraternidades han liberado uno o dos hermanos, quienes vamos pasando de modo alternado por la fraternidad de Portoviejo, colaborando con los hermanos capuchinos y laicos comprometidos.
Las actividades iniciales estuvieron centradas en la alimentación de damnificados y voluntarios socorristas. De este modo, se ha venido preparando comida para entre 1.000 y 1.600 personas (desayuno, comida de medio día y cena). Se reciben donaciones, las mismas que sirven para la preparación de la comida y elaboración de raciones familiares de alimentos no perecederos, agua y material de aseo. La comida preparada se la reparte en albergues de refugiados, voluntarios socorristas, zonas marginales y rurales. Proceso similar se está haciendo en la entrega de las raciones familiares, tratando de ir sobre todo a la marginalidad y la zona rural.
Como capuchinos, a más de la atención señalada en material de auxilio y ayuda, también estamos preocupados en acompañar al pueblo en su dolor por pérdida de seres queridos, en alimentar la fe del pueblo en medio de realidades tan dolorosas y fuertes. Visitando las casas, albergues de damnificados, animando a la oración familiar, grupal, barrial o zonal y, según los casos, realizando celebraciones eucarísticas que animen la vida y la fe del pueblo.
De las fraternidades estamos muy agradecidos a los hermanos, a las instituciones y a los laicos que se han hecho presentes físicamente en lugar de la tragedia llevando sus corazones y sus manos llenos de solidaridad.
Se califica de “verdadero milagro” la apuesta por la solidaridad en la ciudadanía. ¿Qué nos puedes contar al respecto?
Si milagro se le puede llamar al movimiento unánime de miles de manos y corazones de todo el país para socorrer a las víctimas del terremoto, diría que se dio con creces el milagro de la multiplicación de la solidaridad. La ayuda llegó inmediatamente, el resto del país se empezó a movilizar en menos de 24 horas, los camiones llegaban de distintas regiones con víveres, agua, ropa, medicina, cuando se pensó que la costa quedaría aislada por la destrucción de las vías, llegaron maquinarias de otras provincias y abrieron el paso y de repente estaba todo listo para recibir una avalancha de vehículos, no solo llenos de insumos, llegaron llenos de solidaridad y amor, era grandioso ver a miles de personas, antes de que lleguen los especialistas en rescatar vidas, desde niños a ancianos, haciendo varias cadenas para retirar los escombros que sus fuerzas les permitía soportar. También llegaban miles de latas de atún con leyendas como “Vamos a levantarnos”, “no pierdas la fe”, “pronto pasará”, brigadas de médicos, bomberos, rescatistas, fueron llegando poco a poco a las ciudades más afectadas y entre el dolor de ver todo el caos y los escombros, la población empezó a llenarse de esperanza.
¿Cómo está trabajando la población por sus vecinos?
Ya ha pasado semana y media del terremoto, poco a poco la población comienza a retomar sus labores habituales. Es necesario aclarar que el terremoto no destruyó toda la ciudad, ni todas las poblaciones; así por ejemplo en Portoviejo destruyó doce mil metros cuadrados sin embargo fuera de esta área en lo que es ciudad los daños son menores, salvo excepciones. De ahí que es hermoso ver que aquellos que no sufrieron pérdidas familiares ni materiales están volcados en la calle, en los comedores y en los albergues buscando colaborar con los damnificados.
Estos momentos en la población de Ecuador se está suscitando un gran movimiento para ayudar de manera más estructurada a los damnificados donde todos aúnan fuerzas para involucrarse en algún servicio: educación, salud, juegos, alimentación, etc.
Se habla de más de 600 muertos… Pero…. ¿Qué hay de los heridos?
Sí, se habla de más de 600 muertos. Hasta el jueves 28 de abril, se contabilizaron oficialmente 667 muertos. Sin embargo, es un número que con facilidad puede tender a aumentar, tomando en cuenta que: se habla de una cincuentena desaparecidos. También, hay construcciones que no han sido removidas por ser montañas de cemento y que pueden tener sepultadas más víctimas. Súmese que el número de heridos es de 17.638 y están detectadas 4.605 atenciones de salud. Lo grave del momento, además de los muertos a causa del terremoto, son las consecuencias del mismo: la amenaza de una epidemia, el cólera, la expansión del zika, etc.
A causa del terremoto, la mayoría de los hospitales y centros de salud, de las ciudades y recintos afectados, quedaron destrozados, se instalaron inmediatamente carpas donde, de modo ambulatorio, se asistió a los heridos. Ante la necesidad de hospitales, se abrieron espacios de atención médica en otras ciudades del Ecuador como Guayaquil y Quito, donde se ha dado una especie de sobrepoblación interna por el aumento considerable de pacientes.
Como se puede imaginar, la mayoría de casos de hospitalización e intervención urgente corresponde a contusiones debido a la caída sobre personas de muros, cables eléctricos, etc… incluso sabemos de casos de amputación de miembros.
La principal herida, pensamos los hermanos capuchinos, por nuestro contacto con el pueblo, no está solo en los cuerpos debido a los golpes y caídas causados por el terremoto, sino la herida que está marcada en la memoria y en el corazón de quienes les tocó vivir este flagelo.
¿Qué ocurre con los más de 100.000 niños y niñas que no pueden asistir a la escuela?
Al momento del terremoto, afortunadamente, el ciclo escolar en la región costa ecuatoriana, aún no empezaba, los niños estaban en los últimos días de sus vacaciones. A su vez, los padres de familia estaban tramitando matrículas estudiantiles en los establecimientos educativos y comprando el material escolar para sus hijos. Por ello, muchos padres de familia fueron sepultados por edificios de las papelerías y librerías, mientras sus hijos se quedaron sin hogar o vivieron de cerca esta tragedia. Algunos de estos niños están siendo atendidos por voluntarios en albergues donde se les está brindando apoyo psicológico. La ayuda a estos niños se está realizando de modo lúdico y alegre, a través de cómicos que los entretienen con juegos, títeres, etc. También se han improvisado salones donde ellos pintan y de esta manera se olvidan por un rato de todo lo acontecido.
El Ministerio de Educación del Ecuador informa que se han evaluado 2.426 planteles educativos en Manabí y Esmeraldas. De ellos casi 100 planteles tienen daños medios y otro número similar tiene afectaciones severas, las clases iniciarían en lugares más afectados, el 4 de julio. Como capuchinos, pensamos que el terremoto ha dejado un reto en todo el personal dedicado a la educación, educar no solo pensando en el cumplimiento de los planes y programas de los contenidos, sino en el tratamiento de los distintos casos estudiantiles donde el terremoto ha dejado huellas traumáticas y dolorosas.
Tras los primeros días de caos ¿Habéis definido ya los productos o servicios que necesitáis para colaborar en esta emergencia?
Hemos salido al paso de la emergencia con lo que haga falta y está a nuestras manos. Lo importante es que la ayuda no se dé solamente los primeros meses, lo primordial sería la ayuda para reconstruir viviendas y vidas rotas, ya que el estado no va a volcar todos sus recursos en ese tema, claro que habría que examinar detenidamente cuales serían las alternativas más adecuadas y los materiales para sus nuevos hogares. La ayuda psicológica será necesaria, pero esta debería ser constante, muchas familias no perdieron solamente sus hogares “viviendas” sino también sus familias, muchos tendrán que volver a empezar sin sus hijos, sin sus cónyuges, sin sus padres, todo esto se debe analizar.
Aunque no se hable específicamente del tema la gente nos pide que los animemos, que oremos con ellos, que elevemos oraciones por sus muertos. Ecuador es un pueblo creyente y son muchos quienes acuden a nuestra ayuda y acompañamiento espiritual.
¿Cómo pueden ayudar los benefactores y colaboradores de los capuchinos de España?
Los benefactores y colaboradores de los capuchinos de España pueden ser de inmensa ayuda para tantos damnificados que lo han perdido todo. En primer lugar, ayúdennos con la oración, recen por favor, recen mucho por las familias que han perdido a sus familiares y amigos, por quienes han perdido su hogar, su casa y sus bienes, por el Ecuador entero que está devastado por lo ocurrido. La mejor ayuda que se puede prestar a las víctimas es el apoyo y conforte espiritual, sus oraciones son valiosas y apreciadas. Los hermanos capuchinos y algunos laicos hemos asistido a los cementerios porque allí llegan los familiares a enterrar a sus muertos, sin poderlos despedir con dignidad porque la mayoría se encuentran en estado de descomposición. Por ello, en segundo lugar, se necesita personas especializadas en el ámbito psicológico, sobre todo en estrés postraumático, que ayude a tantas familias que están padeciendo estrés, pánico, insomnio, ante la pérdida de seres queridos. Los capuchinos de Ecuador estamos abiertos para acoger voluntarios especializados en el campo del acompañamiento terapéutico postraumático.
En tercer lugar se requieren alimentos, medicinas, útiles de limpieza, materiales de construcción y mil cosas más, sin embargo estamos claros de las dificultades de transporte al estar al otro lado del océano por tanto su ayuda económica será bien recibida por medio de los hermanos Capuchinos de España que desde las primeras horas del terremoto ofrecieron su ayuda solidaria. Hemos creado una comisión “post terremoto” para canalizar de la manera más transparente y coordinada las ayudas que lleguen, esta coordinación la estamos llevando adelante en red con otras comunidades religiosas, organismos sociales y gubernamentales, así por ejemplo queremos unirnos a la iniciativa de construcción de algunas viviendas que las están realizando los hermanos jesuitas y franciscanos.
Si alguien quisiera colaborar lo puede hacer en la cuenta bancaria de la Entidad: BANKIA, Titular: SERCADE - Servicio Capuchino para el Desarrollo, Número de Cuenta: ES31 2038 1056 28 6001011249.
Finalmente, queremos ser parte de un trabajo bien organizado y sostenible a fin de que la solidaridad del momento no se convierta en “pan para hoy y hambre para mañana” ni que tampoco fomente el paternalismo y la mendicidad. Tengan la seguridad de que toda ayuda por pequeña que sea será bien canalizada a favor de los más afectados por el terremoto. Les invito a que sigan siendo solidarios con esta causa.
Y por último… Desde la dificultad que entraña esta pregunta… ¿Puedes contarnos algún caso especial de cierta proximidad a vosotros?
Quisiera referirme a tres casos breves, el primero tiene que ver con la situación de un primo del hermano capuchino Leandro Delgado, a quien durante el terremoto le cayó un cable de alta tensión en su brazo, le visitamos en uno de los hospitales de Quito donde fue trasladado, el momento en el que lo visitamos lo llevaban al quirófano para amputarle el brazo, es esposo y padre de tres hijos siendo él el único sustento económico de la familia.
El segundo, es el caso de Otón, un pequeño comerciante que tiene su tienda en la parroquia San Francisco de Asís de Calderón -por cierto esta parroquia fue fundada otrora por nuestros hermanos capuchinos- toda la familia de Otón se encontraba en el centro de la ciudad de Portoviejo, estaban todos juntos en el momento del terremoto, el edificio bajo el que se encontraban se desplomó totalmente quedando sepultados los ocho miembros de su familia. Quienes presenciaron el funeral no podían dejar de llorar ante la presencia de ocho féretros de una misma casa que eran llevados a la iglesia y al cementerio. Nuestro hermano Rodolfo Arteaga le dedicó a su vecino una larga jornada de acompañamiento aliviando su terrible soledad.
Quisiera terminar con un ejemplo muy curioso y pintoresco, es el caso de Dayco un perro Golden que murió de agotamiento tras haber rescatado a siete víctimas de los escombros en la población de Pedernales. El perro fue clave para que sus instructores salvaran la vida de las personas pero sufrió en las últimas horas deshidratación, por el fuerte trabajo en un ambiente de altas temperaturas que no era el suyo lo agotaron y causaron su muerte, todo un ejemplo de cómo la misma naturaleza en su lado luminoso también se une a favor de la vida. Ante este ejemplo de dar la vida nos brota la gratitud y alabanza a Dios y a la hermana creación para poder decir con nuestro hermano Francisco: loado seas mi Señor por todas tus criaturas.
Hno. Adalberto Jiménez, OFM cap
Custodia de la Inmaculada Concepción de María en el Ecuador