Homilia de Mons. Card. Sean Patrick O'Malley en la ordenación sacerdotal del Hno. Ignacio Moreno

Homilia de Mons. Card. Sean Patrick O'Malley en la ordenación sacerdotal del Hno. Ignacio Moreno

Paz y bien muy buenos días a todos.

Padre Carlos, Hermanos capuchinos, Hermanos y Hermanas todos. ¡Qué alegría poder celebrar esta eucaristía y esta ordenación con todos ustedes. Primeramente quiero felicitar a Nacho por haber escogido esta fiesta tan bella para tener la ordenación. Yo me ordené en la fiesta de san Juan Bautista. Hice mi profesión el 14 de julio, que es la fiesta de la toma de la Bastilla y le tengo envidia de tener la Divina Pastora como fiesta.

Todos esperamos que te hayas preparado muy bien, que hayas estudiado mucho. Yo no estudié nada y me castigaron haciéndome obispo.

 

 

Ojo, pues en la historia de cada vocación, es Dios quien toma la iniciativa de invitarnos a dejar atrás los barcos y las redes como aquellos primeros pescadores para así seguir a Jesús en una aventura que siempre exige grandes sacrificios para servir al pueblo de Dios.


En la literatura, uno de los retratos de un sacerdote que más me fascina es el del protagonista de la novela de Graham Greene, con el poder y la gloria donde el autor escribe el ministerio y el martirio de un cura que lucha para vivir su vocación a pesar de sus propias debilidades y en medio de la feroz persecución de los cristianos en México. Lo más intrigante de Graham Greene es que no le da un nombre al sacerdote, y también en el último capítulo de la novela se muestra a una familia campesina reunida en la oración por el pobre sacerdote llevado al paredón para ser fusilado. De repente otro cura llama a la puerta, es el nuevo sacerdote que llega para reemplazar al que va a ser ejecutado pero el también queda anónimo. De esta forma Grenne nos quiere decir que el sacerdote tiene que renunciar a algo de su propia identidad para abrazar la identidad de Cristo el Buen Pastor. Demuestra también que el sacerdote forma parte de algo mayor que él mismo y está conectado con los demás sacerdotes en el único sacerdocio de Jesús.

En San Juan se narran circunstancias semejantes. El evangelio nos habla de hermanos que se apoyan el uno al otro en su vocación, como Nacho y Javier, pero además el evangelio menciona un discípulo anónimo que aparece varias veces. Un hombre, como cualquier otro un personaje que representa a todos los llamados a ser discípulos. El discípulo anónimo en el evangelio de hoy, es el discípulo amado que sospechamos que es San Juan, hermano de Santiago, aquí se le llama simplemente el otro discípulo. Luego resulta que fue autor del cuarto evangelio. Los escritos de este otro discípulo constituyen una introducción a la escuela de formación en el amor que Cristo trajo a este mundo con una elocuencia de gestos típicos del lenguaje del amor. Juan el discípulo amado se presenta como buscador atraído por la fama del radical testimonio del profeta Juan el Bautista y cuando Juan el Bautista señala el cordero de Dios, el discípulo amado no vacila, sigue a Jesús. Jesús presenta a Andrés el otro discípulo que buscáis. Ellos responden con una pregunta ¿Rabí dónde vives? Jesús no les da un correo electrónico, el número de zona postal o la clave para su twiter, dice venir y lo veréis. Cuando siguieron a Jesús los hermanos descubrieron que las zorras tienen guaridas y las aves del cielo nidos pero el Hijo del hombre no tienen donde reclinar la cabeza. Descubrieron que Jesús era un rabino itinerante, un pastor solitario que paseaba por los prados buscando a ovejas descarriadas.

Me parece muy significativo que Juan en su evangelio comenta que eran las 4 de la tarde, cuando algo muy importante acontece recordamos hasta los detalles más insignificantes, la fecha, la hora, el tiempo, el sitio, así sucedió con el discípulo amado. Aquel momento de su primer encuentro con el cordero de Dios fue grabado en su memoria y en su corazón un momento que quedó fijado para siempre.

 



Los buscadores han encontrado al Señor y enseguida comparten esta experiencia con los demás. Andrés va en busca de su hermano Pedro, le dice hemos encontrado al Mesías. Como estos apóstoles Nacho y Javier hallaron aquel que os buscaba para vosotros y os invitó a seguirlo, tenéis que entender lo que los apóstoles comprendieron espontáneamente. Saber que la invitación para seguir a Jesús es a la vez una invitación a evangelizar, a vivir nuestra vida invitando a los demás a seguir los pasos de Jesús. La Iglesia existe para evangelizar. Nuestros sacerdotes tienen que ser discípulos misioneros constantemente invitando a otros a formar parte de la familia de Jesús a abrazar su Evangelio y su misión.

En el Evangelio que acabamos de escuchar, Andrés busca a Pedro, Felipe busca y le pregunta si de Nazaret puede salir algo bueno. Cuando brevemente descubrimos a Jesús y su amor hacia nosotros, abrazamos esa misión de compartir ese amor con otros. El discipulado es una escuela de amor. Oíste desde el principio que nos amemos unos a otros, no como Caín que mató a su hermano, ... rivalidades, envidias, competencias son características de Caín. Nuestros sacerdotes deberían amarse como hermanos, como Pedro y Andrés.

Como Capuchinos estamos llamados a una hermandad que sirve con humildad lavando los pies los unos a los otros, viviendo el ideal del papa Francisco. Cercanía y ternura. Se trata de entregar la vida por el bien de los demás. No se trata de la popularidad y la fama. A veces el mundo nos odiará, nos dice Jesús, pero el mundo que nos odia nos necesita. El discípulo amado nos dice nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque hemos amado a los hermanos y que esto simplemente no es una retórica vacía. Ndo amemos de palabra, ni con la boca, hagámoslo con obras y según la verdad.

Hace unos años salió una película muy bonita. Uno de los personajes fue un sacerdote que trabajaba con los inmigrantes irlandeses en Nueva York. El cura para mi representa lo que el papa Francisco señala como el arte del acompañamiento, prestando atención a la necesidades, tanto espirituales como materiales de su rebaño. Todos tenemos la buena suerte de conocer a verdaderos sacerdotes cuyas vidas han hecho entre nosotros presente el amor del Buen Pastor. Hombres con un amor especial por los enfermos, los presos, los inmigrantes, los adictos, los ancianos...  es una bendición cuando un sacerdote es capaz de ver a la gente con los ojos de Dios, de ver en el cisne escondido en el patito feucho. Un sacerdote que nunca se cansa de amar es siempre paciente bondadoso y misericordioso como el padre del hijo pródigo.
 

 

En los evangelios Jesús está mostrando a sus apóstoles como representarlo. A Él les enseña a dejar de pelear por los primeros puestos de la mesa y empezar a pelear por la toalla. Cristo lleva a sus discípulos al templo para mostrarles a la pobre viuda que echaba dos moneditas en el arca del templo. Jesús no le habla a la señora, ni le devuelve el dinero. Ella no se da cuenta que Jesús la está observando. Solo quiere que sus futuros sacerdotes vean la generosidad y la plena confianza de la viuda que pone su vida en las manos de Dios. Ella representa el espíritu de las bienaventuranzas y Jesus quiere que veamos a los pequeños  desde el ángulo de Jesús y para que estemos asombrados al contemplar semejante nobleza, para que sepamos quienes son grandes en el reino de Dios y para que en la mirada de Jesús se forme nuestra mirada. Para que lleguemos a ser pastores según el corazón de Jesús. Jesús siempre trae a la gente de los márgenes, a los mendigos, los ciegos, los cojos, los leprosos, las rameras, los cobradores de impuestos ... son ellos los protagonistas del evangelio de Jesús y Nacho como sacerdote de Jesús e hijo de San Francisco ellos tendrá que ser sus amigos especiales.

 

 

El sacerdote católico, y aún más si es capuchino, tiene que ser el padre de los pobres. Al mismo tiempo nuestra vocación, como la de San Francisco es ser un hermano universal. En un mundo tan dividido y polarizado somos llamados a ser hombres de reconciliación, misericordia y perdón. Durante el año de la misericordia el Papa Francisco trajo las reliquias del padre Pío y fray Leopoldo a la basílica de San Pedro en Roma donde casi 1 millón de peregrinos las veneraron. Fue un signo de la importancia de este ministerio de Misericordia en nuestra tradición capuchina.

Hoy serás ordenado para ser sanador y confesor. ¡Qué cosa más grande poder decir a alguien vete en paz, tus pecados quedan perdonados

Haz uso de este sacramento como instrumento de conversión personal.
 


Cuando éramos chavales mi papa siempre decía ... cuando te toca cortarte el pelo, te toca ir a confesarte, un buen recuerdo verdad. Nacho cada día, cuando celebres la Santa misa, pon tu oreja cerca del corazón del señor. Escucha los latidos. Haz de sus sentimientos y actitudes recuerda las palabras de Pablo en la carta a los feligreses cuando nos introduce el himno de Jesús, tener vosotros los mismos sentimientos de Cristo, colmad de alegría teniendo un mismo sentir, un mismo amor, un mismo ánimo y buscando todos lo mismo, no hagáis por ambición ni por vanagloria sino con humildad considerando a los demás como superiores a uno mismo, sin buscar su propio interés si no el de los demás.

En la ceremonia de la ordenación del candidato se postra en el suelo un gesto de conocerse, de vaciarse, de hacer una oferta un regalo de sí mismo de entregar la vida por el rebaño, Nacho celebra la misa todos los días y cuando beses el altar pon tu cabeza en el corazón de Jesús. Lleva ante el señor las alegrías y los dolores, las esperanzas y las tristezas de tu pueblo y las constantes peticiones de oración que recibirás que la gente te haga saber que una parte muy importante de tu ministerio va a ser intercesor de rezar por tu pueblo y como el discípulo sin nombre tendrás que estar al pie de la cruz acompañando a Cristo que sufre en el alarmante disfraz de los rechazados marginados y sufridos.

Jesús nos confía y nos consagra a su madre, la madre del Buen Pastor. He aquí a tu madre, pero hoy como obispo capuchino te digo también, he aquí a tus hermanos. Los hechos de los apóstoles nos describe a la comunidad de creyentes unidos en la enseñanza de los apóstoles en la comunión en la fracción del pan en las oraciones teniendo todo en común tomar el alimento con alegría y sencillez de corazón alabando a Dios y gozando de la simpatía del pueblo.
 

San Francisco quería que ese mismo espíritu de hermandad contagiara todo lo que quisiéramos como frailes todo con sencillez con alegría y con amor fraterno nuestras constituciones capuchinas nos animan a asumir generosamente las tareas más humildes o difíciles sin alardear de ello, para mí las tareas de nuestras constituciones que más me conmueve es en el capítulo noveno sobre nuestra vida apostólica donde declara, es más como discípulo de Cristo e hijos de San Francisco recordemos que en la vida apostólica se requiere un ánimo dispuesto a soportar la cruz y la persecución hasta el martirio por la fe y el amor de Dios y el prójimo. Como sacerdotes somos vasos de barro  que contienen tesoros. La presencia de Buen Pastor que sana, enseña y alimenta rebaños como Juan el Bautista que no hizo discípulos para sí mismos si no para que siguieran al cordero de Dios. Deberíamos de repetir su hermosa frase: Yo no soy el Mesías no soy sino un amigo del novio que él tiene que crecer y yo tengo que menguar.


 

Vivimos un  mundo donde hay tanta hambre de misericordia, hambre de significado, hambre de Dios y Dios nos ha dado un remedio para estas añoranzas en el sacerdocio de Jesucristo en el confesionario, en el púlpito, en el altar, hoy damos gracias a Dios que es el autor de estas maravillas. Encomendamos nuestro flamante sacerdote a la amorosa protección de la Santísima virgen madre del Buen Pastor que ella te ayude Nacho a meditar en tu corazón el don y el misterio del sacerdocio para que puedas entender mejor tu identidad y abrazar tu misión con coraje y alegría y hoy el día de tu ordenación te digo lo que Jesus dijo a los primeros discípulos: Alzar vuestros ojos y ver los campos que blanquean … arremángate 

 

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