Orar por las intenciones del Papa
Julio: por el cuidado pastoral de los enfermos
El Santo Padre pide “para que el sacramento de la Unción de los Enfermos dé a las personas que lo reciben y a sus seres queridos la fuerza del Señor, y se convierta cada vez más para todos en un signo visible de compasión y esperanza”.
Este mandato se recalca de manera explícita y precisa en la Carta de Santiago, donde se dice: «¿Esta´ enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbi´teros de la Iglesia, que recen por e´l y lo unjan con el o´leo en el nombre del Sen~or. La oracio´n hecha con fe salvara´ al enfermo y el Sen~or lo restablecera´; y si hubiera cometido algu´n pecado, le sera´ perdonado» (Sant 5, 14-15). Se trata, por lo tanto, de una praxis ya en uso en el tiempo de los Apo´stoles. Jesu´s, en efecto, ensen~o´ a sus disci´pulos a tener su misma predileccio´n por los enfermos y por quienes sufren y les transmitio´ la capacidad y la tarea de seguir dispensando en su nombre y segu´n su corazo´n alivio y paz, a trave´s de la gracia especial de ese sacramento. Esto, sin embargo, no nos debe hacer caer en la bu´squeda obsesiva del milagro o en la presuncio´n de poder obtener siempre y de todos modos la curacio´n. Sino que es la seguridad de la cercani´a de Jesu´s al enfermo y tambie´n al anciano, porque cada anciano, puede recibir este sacramento, mediante el cual es Jesu´s mismo quien se acerca a nosotros.