Visita a Melilla
En el año 2004 se dejó la presencia capuchina de Melilla. Con motivo de alguna fiesta, se nos invita a los Capuchinos a hacernos presentes. Por eso, del 15 al 17 de junio he tenido la suerte de conocer esta ciudad con motivo de la celebración del LXX aniversario de la Coronación de la Virgen de la Victoria. Es la patrona de la ciudad, con la que los Capuchinos tuvimos una relación especial mientras estuvimos presentes en esta ciudad autónoma. Participamos Fernando Linares y yo en este acontecimiento.
Por lo menos de visita, Melilla tiene una atracción y una complicación especial. Ciudad cuidada, bonita, mezcla de gentes, cercanas y acogedoras, mezcla de culturas, de religiones… Impresiona la valla fronteriza con Marruecos, aunque no tenga concertinas, o aunque queden muy pocas, solo en un determinado tramo, como nos explicaron Maripi y Luisma, el matrimonio que nos ha acompañado y mimado en todo momento.
Como sucede en tantos lugares, la gente tiene y manifiesta una cercanía y un cariño especial a los frailes. De eso he sido testigo este fin de semana. ¡Con qué alegría se acercaban a saludar a Fernando! ¡Cómo recordaban a los hermanos que han pasado por ahí!.. Han sido días de reavivar los recuerdos y tareas pastorales compartidas y un mismo deseo o reclamo: que volvamos los frailes de nuevo.
Me hizo gracia una anécdota ocurrida en la puerta de la casa cuando nos disponíamos a bajar a la parroquia del Sagrado Corazón para participar de la Eucaristía del LXX Aniversario. Nos encontramos de frente con una familia que venía por la calle. Al vernos de hábito, una niña de unos cinco años le preguntó a su padre quiénes éramos. Su padre le dijo que éramos unas personas que habían vivido hace muchos años aquí en Melilla. Ante esa respuesta la niña respondió sorprendida: - ¡Después de tantos años todavía no se han muerto! Con lo cual nos echamos todos a reír.
No ha muerto el recuerdo de los frailes y la ilusión por que nos hagamos presentes de nuevo. Me decían que es difícil entender a la iglesia y la sociedad de Melilla sin los frailes Capuchinos, sin esa cercanía y acogida en el conventico, tan bien restaurado, situado en un enclave especial, en lo alto de la ciudad vieja, Melilla La Vieja, junto a la muralla y con el mar a sus pies.
Ahora la parroquia se encuentra en restauración. Lleva dos años de obras, cerradas, con la imagen de la Virgen en otra parroquia y les falta por lo menos un año para finalizar la restauración. Está quedando muy bien, pero para las personas que han celebrado su fe en Melilla La Vieja, ésa es su casa, de la que se sienten desplazadas. Éste es su deseo: que acaben las obras cuanto antes, que puedan abrir de nuevo la iglesia, la parroquia, que suba de nuevo la imagen de la Virgen de la Victoria, que regresen de nuevo los frailes, pues aunque cerrar una presencia en cualquier lugar se nota y es doloroso, mucho más se siente esa pérdida en la ciudad Autónoma de Melilla.
Benjamín Echeverría
ministro provincial