NAVI-DAD
La devoción de San Francisco de Asís por la Navidad era mayor que por las demás fiestas pues decía que, si bien la salvación la realizó el Señor en otras solemnidades –Semana Santa/Pascua–, ésta ya empezó con su nacimiento. La celebración de la Navidad tiene una resonancia especial desde nuestra espiritualidad franciscana. Recuerdo que hace ya unos años celebramos en uno de nuestros conventos, de cuyo nombre no quiero acordarme, el pregón franciscano. Es una jornada en la que nos reunimos jóvenes de nuestras parroquias y de corazón franciscano para celebrar la Navidad.
El lema escogido para ese año fue muy simple: es navi-dad. Las dinámicas que realizamos a lo largo de esta jornada nos llevaron a conjugar juntos el presente de indicativo de ese verbo imaginario: navi-doy, navi-das, navi-da, navi-damos, navi-dais, navi-dan. De esta manera recordamos que la Navidad conlleva siempre un compromiso de generosidad.
Cuando llegan esta fechas nos preguntamos si se está perdiendo el sentido o el espíritu de la Navidad. Tal vez lo hacemos porque nos cuesta descubrir que el verdadero sentido de la celebración o de la fiesta, ya sea profana o religiosa, es el encuentro de la humanidad. De hecho, todos los pueblos han celebrado el solsticio de invierno de forma festiva.
Y, aunque la dimensión religiosa pierda terreno en ciertos ambientes, seguramente que todas las personas tenemos la intención de celebrar estos días desde los valores más profundos que la simple diversión festiva. Haremos todo lo posible para poner en el centro de nuestra celebración el amor a la familia, el espíritu de fraternidad y de reconciliación, los buenos deseos hacia amigos, compañeros o vecinos… Ésta más que otras, es una fiesta para vivir la solidaridad, la alegría y las ganas de vivir juntos en un mundo digno de compartir.
San Francisco decía que, “por respeto al Hijo de Dios, reclinado por su Madre en un pesebre, que se obligaran esa noche a dar abundante pienso a nuestros hermanos bueyes y asnos y que todos los pobres fuesen saciados por los ricos esa noche". Hay quien afirma que la Navidad surgió para "cambiar el mundo". Por encima de creencias o ideologías, la Navidad es la propuesta de ser una comunidad humana de iguales donde no haya que hacer por caridad lo que corresponde por justicia.
¡Felices y solidarias fiestas para toda la gente de bien!
Benjamín Echeverría