Carta de despedida a nuestro hermano Joxe
Nos dijo Joxe en una de sus últimas conversaciones que notaba que le faltaba el aliento de la vida. "Es normal", nos hubiera gustado contestarle, “porque ya lo has repartido todo con los demás”. Pero siempre lo hace en pequeños sorbos, mediante sutiles pinceladas que igual que el agua que se va filtrando a través de las rocas, va dejando un lento pero profundo poso en los demás.
Cada encuentro o conversación con él es diferente, siempre encuentra una nueva forma de mirar y expresar las cosas, como buscando escrutar un poliedro desde más ángulos de los que físicamente posee.
Y encuentra esos caminos y vericuetos, porque los busca con ahínco. Le entusiasma cada uno de los pequeños giros, variaciones y sutilezas que puede encontrar en ese cometido. Eso le hace feliz. Ser cada vez distinto. Y transmite esa alegría recién encontrada a los demás. Una vez pasado ese destello puntual, queda enseguida saciado. Se retira y busca otra empresa.
Una cita a lo efímero de la vida, una referencia a un concierto de música, una fina broma en el momento apropiado, una mención a aquella película o aquel escritor que con pasión devora. Y de vez en cuando, con cuentagotas, venciendo su timidez casi crónica, un gesto de cariño, un beso o un eskerrik asko.
Esas referencias y gestos, todo eso se saborea con él con mucha más intensidad, porque te hace partícipe de esa gran máxima suya: "Lo bueno, si breve, dos veces bueno". Y siempre te deja con ganas de más, de volver a compartir con él otro momento al menos tan valioso como el anterior.
Ahora que nos estará observando, seguramente nos diría: "no hace falta que os despidáis dos veces si lo podéis hacer una única vez. Pero que esa vez sea realmente única, como lo es cada momento".
Con su sutilísima ironía y pasión por las citas concisas, también nos lo imaginamos recordándonos esta otra: "No os toméis la vida demasiado en serio; no vais a salir vivos de ella". Es parte de su rebeldía, de su inconformismo y de tomarse lo importante en broma y lo cómico muy en serio.
Hablamos en presente de nuestro Joxe, porque su recuerdo y su impronta siguen con nosotros. Esa esencia tan especial hemos recibido todos los que con él hemos transitado hasta ahora y como buen maestro seguro que nos pediría que mientras dure su ausencia, ejerzamos nosotros de maestros con los demás.
Más adelante, él volverá a tomar las riendas.
Eskerrik asko, maixu !