¡Crisis migratoria! ¿Crisis de valores?
Aquel obús cayó justo delante de nuestra casa.
Mi amiga Ghada y sus tres hijas: Lina, Hala y Fátima murieron en el acto.
Su marido no estaba en casa y hoy es un hombre destrozado. Uno más de los tantos que deambulan por las calles Tobruk y otras ciudades en ese sinsentido que supone rehacer la vida cuando la vida parece no tener sentido.
Algunos vecinos comentan que aproximadamente un millón de personas quieren abandonar Libia. Yo también quiero huir de la violencia. Mi hermana, que vive Gharyan, siempre me dice: “Sara tenemos que coger la barca, aquí ya no tenemos más que esperar a que nos maten o que maten a nuestros hijos y eso es otra forma de matarnos. Luego ya no habrá remedio”.
Llevo días pensando. Nos ofrecen un pasaje por unos 40.000 € al cambio. Tenemos ese dinero escondido y seguramente el mes que viene vamos a cruzar”.
Ha hecho falta un número incontable de muertos en las aguas del mediterráneo para que la Unión Europea multiplicara por tres el presupuesto que tenía dispuesto para misiones de vigilancia y salvamento.
En la última semana más de 1000 inmigrantes han perdido la vida en este intento.
La anterior operación militar “Mare Nostrum” tuvo que ser cancelada el pasado año. En 2014 más de 3500 personas perdieron la vida en el mar frente a las costas de Europa. ¿Cómo es posible?...
La falta de concienciación de este drama por parte de los estados miembros tiene mucha responsabilidad en estas tragedias.
La nueva operación “Tritón” dispone ahora de más medios, más recursos, más personas y quizás más implicación. Sin embargo, en este enfoque se vuelve a priorizar sobre cómo frenar las corrientes migratorias más que en diseñar estrategias para salvar la vida de aquellos que huyen de la violencia extrema, la guerra, los extremismos, el abuso de poder, las dictaduras, etc…
“Tritón”, como se ha denominado esta operación, contará con más de 9 millones de euros mensuales destinados a vigilancia y salvamento marítimo así como a fortificar los espacios fronterizos en países como Egipto, Siria o Libia.
Este último se encuentra en un proceso de negociación con la Unión Europea. Hoy se habla de acuerdos al 80% entre los dos gobiernos Libios, sin olvidar que también son dos las gestiones y dos los ejércitos que resultaron tras la caída de Gadafi.
Entre tanto la gente sigue muriendo.
En este caos político las mafias organizan un número incontable de viajes al “nuevo mundo”. El “billete a la libertad” cuesta entre 40 y 50.000 euros una cantidad con la que las mafias pueden seguir autofinanciando el crimen, organizando la esclavitud y negociando con armas, drogas y por supuesto con personas.
En estos países y otros que son correderos hacia Europa como Senegal, Nigeria, Mali o Mauritania -Al Qaeda- sigue haciendo su agosto. La lentitud política en los Estados Miembros sigue siendo, al menos cómplice de esta situación.
Por su parte el ejército del mal llamado –Estado Islámico- realiza operaciones en el este de Libia y toda su maquinaria de comunicación difunde imágenes de matanzas como la de los cuatro miembros de una familia asesinados en Derna.
“Sara huyamos, se nos acaba en tiempo”. “Sí, nos vamos, dile a Amir que aceptamos el trato y pagaremos la cantidad solicitada. Viajaremos con las niñas”.
Se calcula que en 2015 realizarán este viaje, o intento de viaje, alrededor de 200.000 personas.
Europa levantará un muro más difícil de superar a la vez que los países de origen migratorio reforzarán sus fronteras. La suerte de los inmigrantes quedará entre dos aguas, en manos de las mafias, la capacidad del rescate y repatriación y la acogida solidaria de aquellos lugares donde lleguen. Gobiernos como el de España proponen hundir las embarcaciones de las mafias para evitar que estas puedan desplazar inmigrantes con el consiguiente riesgo de hundimiento y pérdida de vidas. Pero, “Tritón” y sea cual sea el nombre que se le quiera dar, es una misión de vigilancia marítima, de frenos migratorios y de control de fronteras. No es una misión humanitaria, no aborda cómo resolver la inestabilidad de países en conflicto, no diseña planes de ayuda al inmigrante no vela por la seguridad de las personas y su dignidad. Para eso están las ONG, para suplir las carencias de solidarias de gobiernos ineficaces que olvidaron que el eje sobre el que se construye una sociedad es la persona y sus valores.
Así visto, mañana será necesario aumentar el gasto –y digo gasto que no inversión- de la operación “Tritón” o cualquiera que sea el nombre, porque el problema sigue en los países afectados y cualquiera pensará como Sara: “… es mejor arriesgarnos a morir en el agua intentando llegar e Europa que morir aquí a manos de Al Qaeda, los islamistas, las mafias, los traficantes o los propios gobiernos tan ineficaces como corruptos”.
Quizás nos hayamos acostumbrado a ver el sufrimiento de miles de personas en los medios de comunicación.
¿Cuántas muertes innecesarias se habrían evitado si las políticas comunitarias actuaran en el núcleo de problema?
Este núcleo está donde la gente sufre, donde la gente muere, no donde la gente intenta revivir. Ahí la operación militar debe tener nombre de ayuda humanitaria
Luis López
Capuchinos Editorial.