Memoria agradecida... Capuchinos en Colombia
Meses atrás, el ministro provincial de los capuchinos de Colombia, hno. Alirio Rojas, me había invitado para que, como ministro provincial de España participara en la celebración de los 25 años de esta provincia capuchina Colombiana y en su asamblea provincial. Llegue a Colombia, procedente de México, de donde venía de presidir el capítulo de esta custodia dependiente de la provincia de España.
La actual provincia capuchina de Colombia es fruto de la unión de varios territorios en los que estuvieron presentes los Capuchinos procedentes de Italia y de España. Hace 25 años se unificaron todos ellos y, desde entonces, la fraternidad capuchina colombiana se puso bajo el amparo y patrocinio de la Virgen María, Madre del Buen pastor. Dicha advocación surgió en 1703 en el convento capuchino de Sevilla y desde ahí se popularizó por toda Andalucía y por todos los conventos de la península Ibérica. De ahí los frailes capuchinos la trajeron a América. En el Capítulo General del 1932, a propuesta de los capitulares de lengua española, la Santísima Virgen María bajo el título de “Madre del Buen Pastor” fue declarada patrona universal de todas las Misiones de la Orden.
Puedo decir que los días que hemos vivido en Tranquilandia me han ayudado no sólo para saludar y conocer a los hermanos, sino también para acercarme a la realidad de la Orden capuchina en esta tierra, totalmente desconocida para mí.
Han participado en la Asamblea casi todos los hermanos para reflexionar sobre un tema importante en nuestra vida: La Identidad y la Pertenencia Capuchinas. Ha sido una suerte el poder participar durante estos días de sus reflexiones e inquietudes teniendo presente las claves que nos propone el Papa Francisco a la hora de vivir este Año de la Vida Consagrada: “mirar con agradecimiento al pasado, vivir el presente con pasión y el futuro con confianza”.
La mirada con agradecimiento al pasado ha sido más que palpable. Una de las intervenciones de Carmine, ministro provincial italiano de Abruzzos, fue el detonante para que sobre todo los hermanos mayores nos trasmitieran a la asamblea lo que les impactó de aquellos misioneros que conocieron en otros tiempos. Desde su experiencia nos recordaron los grandes valores que han estado presentes en el corazón de la misión: entrega, sacrificio, austeridad de vida, oración, cercanía a la gente, autenticidad …. El ejemplo de aquellos misioneros en estos tiempos cambiantes que nos toca vivir nos ayuda a vivir nuestro presente con pasión. Prueba de ello es el esfuerzo que se quiere realizar a nivel provincial para trabajar desde un proyecto común en el que la vida fraterna sea el centro y eje sobre el que gire nuestra vida de hermanos menores capuchinos. La mirada al futuro con confianza también ha estado presente en la celebración de la Asamblea. Los hermanos jóvenes encarnan ese futuro y esa esperanza desde el cuestionamiento de ciertas estructuras de vida, pero desde el deseo de servir mejor al pueblo en el que están insertos. El mirar al futuro con esperanza para mí tiene una traducción muy clara: somos hombres de esperanza cuando somos capaces de afrontar las situaciones de la vida, con sus problemas y aciertos, sin perder la serenidad.
Hay un último aspecto en la vida de esta provincia del que quiero dejar constancia. Colombia aglutina en la etapa de noviciado a otras circunscripciones de esta Conferencia Capuchina de la CCA, como son Ecuador, Puerto Rico y Venezuela, actualmente. Es una pura expresión de fraternidad y de que la vida del hermano menor capuchino no se acaba en los límites de su propia provincia, sino que está abierta a vivir la universalidad, a salir de sus propias fronteras nacionales. Sólo desde una mente abierta, surge esa ilusión y compromiso por llevar el carisma capuchino a otras tierras… hasta Guinea.
Hoy agradecemos el esfuerzo que hicieron los hermanos Italianos, Catalanes y Valencianos para sembrar la semilla de la vida capuchina en Colombia, a la vez que recogemos el testigo que nos dejaron para continuar su labor en este país y fuera de sus fronteras. Finalmente, como provincia de España, en cierta manera queremos seguir unidos y colaborar con esta provincia. Fruto de ello es el acuerdo realizado con la obra de Pasto. Y como indican nuestras Constituciones, “Encomendemos esta gran tarea a la intercesión de la bienaventurada Virgen María, Madre del Buen Pastor, la cual engendró a Cristo, luz y salvación de todas las gentes y presidió orando, la mañana de Pentecostés, los comienzos de la evangelización, bajo la acción del Espíritu Santo “
Para todos ustedes mi gratitud por la oportunidad que me han dado de conocer su fraternidad provincial y mis mejores deseos de Paz y Bien
Benjamín Echeverría
ministro provincial de los Capuchinos de España