Miércoles Solemnidad Natividad del Señor
Primera lectura: Isaías 5, 2. 7-10
Verán los confines de la tierra la salvación de nuestro Dios
Salmo: 97, 1-6
R/. Han visto los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios.
Segunda lectura: Hebreos 1, 1-6
Dios nos ha hablado por el Hijo.
Evangelio: Juan 1, 1-18
En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio junto a Dios. Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz. El Verbo era la luz verdadera, queN alumbra a todo hombre, viniendo al mundo. En el mundo estaba; | el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció. Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, | ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios. Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo». Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.
Reflexión:
La Navidad es un don y un quehacer. Hacer la Navidad significa: -Encarnar la presencia de Dios y darla a luz con la fidelidad, la profun didad y el realismo de María.
-Acoger el misterio de Dios, y servirlo incondicionalmente como S. José.
-Buscar la luz de Dios, y seguirla con la pasión de los Magos.
-Ser mensajeros de paz, como los ángeles
-Aceptar el anuncio con la sencillez de los pastores.
-Revivir el misterio y renacer al misterio. Dios se ha hecho como nosotros, para hacernos como él.
-Acercarse a Belén con el espíritu de Francisco.
Hoy se habla y se escribe mucho sobre “el espíritu” de la Navidad, olvidando, en la mayoría de los casos, al Espíritu Santo. ¡Y él, sin embargo, es el Espíritu de la Navidad por excelencia!.