Lunes Ordinario 25ª Semana 3ª de Salterio
San Ignacio de Santhiá (M), San Mauricio.
Primera lectura: Esd 1,1-6;
El año primero de Ciro, rey de Persia, para que se cumpliera la palabra del Señor por boca de Jeremías, el Señor despertó el espíritu de Ciro, rey de Persia, para que proclamara de palabra y por escrito en todo su reino: «Esto dice Ciro, rey de Persia: El Señor, Dios del cielo, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha encargado que le edifique un templo en Jerusalén de Judá. 3El que de vosotros pertenezca a su pueblo, que su Dios sea con él, que suba a Jerusalén de Judá, a reconstruir el templo del Señor, Dios de Israel, el Dios que está en Jerusalén. Y a todos los que hayan quedado, en el lugar donde vivan, que las personas del lugar en donde estén les ayuden con plata, oro, bienes y ganado, además de las ofrendas voluntarias para el templo de Dios que está en Jerusalén». Entonces, los cabezas de familia de Judá y Benjamín, los sacerdotes y los levitas, y todos aquellos a quienes Dios había despertado el espíritu, se pusieron en marcha hacia Jerusalén para reconstruir el templo del Señor. Todos sus vecinos les ayudaron con toda clase de plata, oro, bienes, ganado y objetos preciosos, además de las ofrendas voluntarias.
Salmo: Sal 125,1b-2ab. 2cd-3. 4-5. 6;
R/. El Señor ha estado grande con nosotros.
Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sion, nos parecía soñar: la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares. R/.
Hasta los gentiles decían: «El Señor ha estado grande con ellos». El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres. R/.
Recoge, Señor, a nuestros cautivos como los torrentes del Negueb. Los que sembraban con lágrimas cosechan entre cantares. R/.
Al ir, iba llorando, llevando la semilla al volver, vuelve cantando, trayendo sus gavillas. R/.
Evangelio: Lc 8,16-18.
Nadie que ha encendido una lámpara, la tapa con una vasija o la mete debajo de la cama, sino que la pone en el candelero para que los que entren vean la luz. Pues nada hay oculto que no llegue a descubrirse ni nada secreto que no llegue a saberse y hacerse público. Mirad, pues, cómo oís, pues al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener».
Reflexión:
Jesús nos está hablando en abstracto ni formulando principios generales. Está legitimando su misión y su fe en la misma. Él ha venido a iluminar y a sembrar desde realidades “menores”, no desde el “poder”, porque esa es la estrategia más acertada, y la aparente falta de “éxito” presente no es el final. Esa “luz” brillará, porque tiene energía para hacerlo, y esa semilla, sembrada con esperanza, germinará y dará fruto. Y advierte a los discípulos que el “aparente” fracaso no debe conducirles a encerrarse ni a encerrar el mensaje. El futuro depende, en buena parte de la calidad de la escucha: el que escucha con “un corazón noble y generoso” (Lc 8,15) crecerá en comprensión y luminosidad -se la dará-; el que escucha superficialmente, perderá incluso lo que había recibido -se le quitará-. ¿Cómo escuchamos nosotros?