Lunes 20º semana Tiempo Ordinario 4ª de salterio
San Judas Eudes.
Primera lectura: Ezequiel 24,15-24
Ezequiel os servirá de señal: haréis lo mismo que él ha hecho.
Salmo: Deuteronomio 32, 18-19. 20 21
R/. Despreciaste a la Roca que te engendró.
Evangelio: Mateo 19, 16-22
En aquel tiempo, un joven vino a ver a Jesús y le preguntó:
—Maestro, ¿qué he de hacer de bueno para alcanzar la vida eterna?
Jesús le respondió: —¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Solo uno es bueno. Si quieres entrar en la vida, cumple los mandamientos.
Dijo el joven: —¿Cuáles?
Jesús le contestó: —No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre y ama al prójimo como a ti mismo.
El joven respondió:
—Todo eso ya lo he cumplido. ¿Qué otra cosa debo hacer?
Jesús le dijo:
—Si quieres ser perfecto, vete a vender lo que posees y reparte el producto entre los pobres. Así te harás un tesoro en el cielo. Luego vuelve y sígueme.
Cuando el joven oyó esto, se marchó entristecido porque era muy rico.
Reflexión:
Este personaje era, probablemente, un buscador bienintencionado pero no radical. Se acerca a Jesús con mentalidad de rico: poseyendo ya esta vida, quería poseer, además, la eterna. Está dispuesto a mejorar, pero no a cambiar. A dejar algo, pero no todo. En el fondo es un mediocre. Jesús le hace una propuesta radical y salvadora: todo o nada. No es cuestión de cumplimientos, sino de seguimiento. Y el hombre prefirió seguir en su tibieza.
Necesitaba, en primer lugar, desprenderse de lo suyo, de sí, hacerse limosna y, una vez liberado, seguir a Jesús. La cuestión no es qué he de hacer, sino
dejarse hacer por Dios. El Señor no nos pide “cosas”, nos pide a nosotros. De este encuentro el hombre se retiró triste, porque era muy rico. No basta con hacer preguntas. Hay que estar dispuestos a encajar las respuestas.