Jueves 32º Semana Ordinario 4º de salterio

San José Pignatelli, San Andrónico.

Primera lectura: Filemón 7-20

Recóbralo, no como esclavo, sino como un hermano querido.
 


Salmo: 145, 7. 8-9a. 9bc-10

R/. Feliz al que ayuda el Dios de Jacob.
 


Evangelio: Lucas 17, 20-25

En aquel tiempo, los fariseos preguntaron a Jesús: —¿Cuándo vendrá el reino de Dios?
Jesús les contestó: —El reino de Dios no vendrá a la vista de todos.
No se podrá decir: «Está aquí» o «Está allí». En realidad, el reino de Dios ya está entre ustedes.

Dijo también Jesús a sus discípulos: —Tiempo vendrá en que ustedes desearán ver siquiera uno de los días del Hijo del hombre, pero no lo verán.
Entonces les dirán: «Miren, está aquí», o bien, «Está allí»; pero no vayan ni hagan caso de ellos, porque el Hijo del hombre, en el día de su venida, será como un relámpago que ilumina el cielo de un extremo a otro.
Pero antes tiene que sufrir mucho y ser rechazado por esta gente de hoy

 


Reflexión:

Ala pregunta por la de la llegada del Reino de Dios, Jesús respon de desactivando expectativas superficiales. El reino de Dios no se identifica con la aparatosidad externa: echa sus raíces en el corazón convertido. Desde ahí se visualiza en los valores que lo configuran: verdad, libertad, amor, fraternidad. Es necesaria una perspectiva profética para advertirlo y una audacia profética para anunciarlo. No es por las afueras por donde hay que buscar. Hay que examinar la propia vida y ver si ofrece señales de que Dios ya reina en ella, o son otros los señores que la dominan. “El reino de Dios está en medio de vosotros”. Y sus signos de identidad los marcó Jesús en la Bienaventuranzas y el sermón del “juicio final”. Y a los discípulos les advierte de que su muerte, la de Jesús, deberán leerla como un signo inequívoco del cumplimiento de la misión que Dios le ha encomendado.
 


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