Sábado 1ª semana Tiempo Ordinario 1ª semana del salterio
San Hilario
Primera lectura: 1 Samuel 9, 1-4. 17-19; 10, 1a
Ese es el hombre de quién habló el Señor; Saúl gobernará a su pueblo.
Salmo: 20, 2-3. 4-5. 6-7
R/. Señor, por tu poder se alegra el rey.
Evangelio: Marcos 2, 13-17
En aquel tiempo, Jesús volvió a la orilla del lago, y toda la gente acudía a él para recibir sus enseñanzas.
Al pasar, vio a Leví, el hijo de Alfeo, que estaba sentado en su despacho de recaudación de impuestos, y le dijo: —Sígueme. Leví se levantó y lo siguió. Más tarde, estando Jesús sentado a la mesa en casa de Leví, muchos recaudadores de impuestos y gente de mala reputación se sentaron también con él y sus discípulos, porque eran muchos los que seguían a Jesús.
Pero algunos maestros de la ley pertenecientes al partido de los fariseos, al ver que comía con recaudadores de impuestos y gente de mala reputación, preguntaron a los discípulos:
—¿Por qué se sienta a comer con esa clase de gente?
Jesús lo oyó y les dijo:
—No necesitan médico los que están sanos, sino los que están enfermos. Yo no he venido a llamar a los buenos, sino a los pecadores.
Reflexión:
Escuchada la llamada, Leví la acepta con presteza y alegría, y cele bra una fiesta. Jesús le ha abierto una senda insospechada, que él intuye apasionante. Y el Maestro, por su parte, acepta la invitaciónde Leví y a sus comensales. Es un hombre abierto. No rehúye las “malas compañías”; prefiere ser un buen compañero. No ha venido para “conservar” la herencia, sino para agrandarla con nuevas incorporaciones. La llamada no obedece a méritos personales, es gracia de Dios (Jn 15,16). Y Dios y Jesús eligen en caladeros insospechados. Compartiendo la mesa con los publicanos y pecadores, Jesús se muestra como un comensal humanizador y salvador. Leví lo tenía todo en contra, pero Jesús se acercó a su vida, le invitó y él respondió afirmativamente