(Murcia, 5 de abril de 2025)
El sábado 5 de abril se celebró en el Colegio San Buenaventura de Murcia el encuentro anual entre Laicos y Capuchinos, organizado en esta ocasión por el grupo de anfitrión, con Maricarmen , Bartolomé y Miguel A. Atienzar, superior de los capuchinos de Murcia, al frente.
Algunos de los asistentes, llegaron en la tarde del viernes y pernoctaron en Totana, donde Pilar se encargó con esmero de organizar las habitaciones, cuidando cada detalle para que todos se sintieran como en casa.
El sábado por la mañana, el encuentro comenzó con un afectuoso abrazo en el parking, punto de reunión espontáneo donde nos fuimos reencontrando la mayoría de los asistentes.
La acogida continuó en el salón del colegio, donde la gente de Murcia nos preparó un delicioso café de bienvenida con paparajotes recién hechos, bizcochos de chocolate, magdalenas... todo impregnado del sabor casero y del cariño franciscano. Mientras compartíamos esos primeros minutos, también se dieron presentaciones entre rostros ya conocidos y caras nuevas, tejiéndose poco a poco el ambiente de confianza y familiaridad que siempre acompaña estos encuentros.
La oración inicial, preparada por el grupo anfitrión, comenzó con el canto de la oración “Oh alto y glorioso Dios”, que nos ayudó a entrar en sintonía espiritual. En ella se palpó la sencillez y hondura franciscana, envolviéndonos en un halo de hermanamiento y amistad que se mantuvo durante toda la jornada.
Seguidamente, cada grupo tuvo la oportunidad de compartir su experiencia desde el último encuentro el pasado 9 de Noviembre de 2024: actividades realizadas, dinámicas de grupo, inquietudes, pequeños logros, etc.
Después llegó el momento formativo, con la esperada charla-coloquio de nuestro querido Fidel Aizpúrua. Esta vez, su intervención giró en torno a la Oración en Santa Clara. Con su habitual profundidad y cercanía, Fidel nos invitó a reflexionar sobre el sentido profundo de la oración, diferenciándola del mero acto de rezar, y mostrando cómo Santa Clara vivía la contemplación como un espacio de transformación interior. Su intervención nos dejó meditativos y, en muchos casos, cuestionados, en el mejor sentido del término.
Un pequeño descanso para tomar café nos permitió estirar las piernas y conversar en pequeños grupos antes de retomar la segunda parte de la charla, que continuó abriéndonos horizontes de espiritualidad vivida.
Llegó entonces el momento de la comida, y una vez más el grupo de Murcia nos sorprendió con una mesa deliciosa y muy de la tierra: tartaletas de ensaladilla, croquetas caseras de jamón, pastel de carne y pastel de Cierva, todo mientras aguardábamos el plato fuerte: un sabroso arroz de marisco. La comida se convirtió también en un espacio de encuentro y conversación relajada, en el que compartimos mesa y vida.
Tras la comida, nos hicimos la tradicional foto de grupo en el patio del colegio, distribuidos entre la escalinata del pabellón y la zona baja, quedando así el marco perfecto para la instantánea de un día que quedará en el corazón.
El bloque de la tarde nos permitió conocer más de cerca el trabajo social que se realiza en el colegio San Buenaventura: desde la catequesis comprometida con las campañas diocesanas y de la Conferencia Episcopal, hasta acciones concretas de atención social, sensibilización y ayuda a los más necesitados. También nos hablaron de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Fe, integrada en el colegio, que promueve la solidaridad y la igualdad de oportunidades a través de iniciativas concretas.
El encuentro concluyó con una oración final preparada por el grupo de Zaragoza. Cada uno de sus miembros leyó un párrafo, regalándonos una despedida coral, serena y fraterna. Y como colofón, todos entonamos juntos la canción “Color Esperanza”, símbolo de lo que queremos seguir sembrando en nuestros grupos y en el mundo. Nos despedimos con abrazos, con agradecimiento profundo y con la mirada puesta en el próximo encuentro del 15 de Noviembre de 2025 en El Pardo.
Cristian García Bravo