El pasado 10 de mayo, en medio de la desescalada de la pandemia del Covid19 padecida durante más de cincuenta días, se conmemoró los noventa años del fallecimiento por tifus de Jerónimo Segura Gómez, más conocido por su sobrenombre de misionero capuchino, Fulgencio de Bargota, por ser oriundo de esas noble villa, próxima a la histórica ciudad de Viana, cuyo 800 aniversario se celebró el año pasado.
¿Por qué conmemorar a esta gran figura navarra?
Por varios motivos: el primero por ser un pionero de la misión capuchina, Kansu oriental en la provincia de Pinpliang, cuya evangelización se confió por la Santa Sede en 1926 a los Capuchinos de la Provincia de Navarra / Aragón /Cantabria. Otro motivo relacionado con el primero, es la coincidencia de este navarro con China, cuando casi un siglo después, este país ha pasado a un primer plano en los medios de comunicación por situarse allí el epicentro de la pandemia del Covid19 en Wuhan (provincia de Hubei), con la que estamos ya familiarizados, y que ha hecho tambalear a todo el planeta en pocos meses. Fulgencio representa un puente de unión con China, pero en este caso, podríamos decir, a la inversa y con el sentido positivo: su ilusión de llevar allí la semilla del Evangelio que constituía el sentido de su vida.
En 1927, año de su partida, nunca hubiera imaginado que el gran país al que él y sus compañeros navarros Tarsicio de Villava, Rafael de Gulina y el vasco Julián de Yurre (Arratia) -muy versado este último en la cultura vasca- nos traería una impensable pandemia que ha acumulado más de trescientas noventa mil muertes a día 7 de mayo, y más de 6,7 millones de contagios de la Covid19 en todo el mundo y las fatídicas consecuencias que se derivarán de ello en la economía en esta nueva normalidad. Tanto es así que ya podemos hablar realmente de un cambio de época: antes y después de la pandemia.
El tercer motivo es que estamos viviendo en España unos años de apogeo de la memoria histórica, tras lo acontecido después de la guerra civil. Por ello podemos reivindicar otra memoria histórica anterior: el hacer justicia a estos verdaderos héroes que expusieron su vida más allá de lo imaginable, con un sentido evangelizador y solidario de levantar humana y espiritualmente a una de las zonas más pobres del planeta en esos años de 1927.
Fulgencio de Bargota Jerónimo Segura Gómez, nació el 30 de septiembre de 1899 y falleció el 10 de mayo de 1930 en Sifengchen, Prefectura de Pinpliang, pocos meses antes de cumplir los 31 años en septiembre de ese año. Así lo contaba su compañero de viaje y vivencias, Rafael de Gulina en 1944.
"El 10 de mayo fallecía en Pingliang el R.P. Fulgencio de Bargota, uno de los primeros valores morales e intelectuales de la Misión. La vista de tanto dolor, y las privaciones que por atenuarlo se imponía le rindieron en su plenitud, cuando más alto marcaban sus sueños de grandeza para la Misión"
El padre capuchino Tarsicio de Azcona, galardonado con el premio Príncipe de Viana de 2016, me propuso preparar un análisis sobre catorce cartas de Fulgencio, que figuran en el archivo de la biblioteca del convento de san Pedro en la Chantrea, para darlas a conocer en un ámbito de mayor alcance y dirigido a los lectores del siglo XXI. Previamente habían sido publicadas en diversos números de la revista "Verdad y Caridad" de la mencionada Orden entre los años 1927 y 1930. Con ellas hemos preparado este breve epistolario con una presentación y dichas cartas escaneadas, a la espera de ser publicadas. Todas ellas encierran un gran interés humano, literario, etnográfico y espiritual.
La gran cultura de Fulgencio de Bargota se muestra en sus cartas escritas en una prosa amena y fluida, donde narra con naturalidad los grandes obstáculos que debían afrontar él y sus compañeros, en el día a día, para sobrevivir en un mundo hostil y difícil, todo ello bajo la amenaza del continuo asalto de bandoleros. Pero debido a su sentido del humor no exento de optimismo, los sobrellevaba sin ningún dramatismo. Incluye abundantes intertextos literarios que cita de memoria y los adapta a la situación que vive. Por la relación con la cultura vasco-navarra, extraemos de una carta esta cita de Amaya a los vascos en el siglo VIII (1877) del escritor Francisco Navarro Villoslada, oriundo de Viana.
Fulgencio no pretende hacer literatura, sino mostrar cómo esta le acompaña, dándole ánimo e impulso en sus experiencias misionales:
Y como el héroe de Amaya de pie sobre la cumbre de Aralar en el pico de Alchueta, empuñando su "ezpata" lanzó aquel grito de ambición: "Tierra de los vascos, tú serás mía", nosotros con el crucifijo en la mano, lanzamos al aire otro grito de ambición misionera: "¡Tierra de Kansu, tú serás de Cristo! ¿Qué valdrán todos los obstáculos, si Cristo está con nosotros?"
Es fácil empatizar con él cuando nos imaginamos, en pleno corazón de China, a un navarro haciendo eco a Aralar y sus leyendas. Todo un proceso de hermanamiento de culturas navarra y china, que hace honor a sus raíces en la más pura vena misionera de otro navarro universal, Francisco de Javier. Quizá podamos soñar en que, en un futuro próximo, tras la pandemia, podamos plantear un hermanamiento de Pamplona con Sifengchen.
Tres necrológicas se publicaron a su muerte, firmadas respectivamente por el P. Carmelo de Iturgoyen que fue profesor suyo: "El P. Fulgencio ha muerto...", ilustrada con la última foto de Fulgencio vestido con el hábito de estilo chino; la segunda de Fray Gerardo de Erro: "Apóstol que muere y Misión que progresa", ilustrada con tres fotos con su féretro. Dice de él con nostalgia: "Dios nos ha llevado al cielo el Misionero que más valía".
La tercera necrológica titulada "Homenaje a misionero navarro" en Bargota tras su muerte, está escrita por la Redacción de la revista Verdad y Caridad. Recoge los actos celebrados en Bargota tras la noticia de su fallecimiento en tierras tan lejanas de su cuna natal. Va ilustrada con tres fotos de su familia, su casa y del padre Nicolás de Laguardia, desde el balcón de su casa, dirigiéndose al público. Una gloria que engrandece a la mencionada villa. Fulgencio merece ser recordado como un gran héroe, en el noventa aniversario de su fallecimiento.
Nota: Agradecemos a José Antonio García-Prieto Segura, sobrino de Fulgencio, algunas valiosas aportaciones sobre la figura de este navarro universal que ha unido para siempre las culturas navarra y china.
Maialen Aguinaga Alfonso
Doctora en literatura española y catedrática de enseñanza media
Publicado en la Verdad de la Diócesis de Navarra, nº 4206