La encina y la autopista... Ápólogo

Pedro José Benages OFMCap
La encina y la autopista... Ápólogo

En la ladera de una colina ocupa su lugar desde tiempo inmemorial una copuda y resistente encina. Tiene los atributos que Antonio Machado  reconoce y asigna a esta milenaria especie arbórea abundante en el solar de la piel de toro.

Este ejemplar de encina ha podido sobrevivir a la tala del bosque hermano que pasó a ser quemado en las carboneras para dar calor a una cercana generación de humanos.

Encina: Estás ahí liberada del hacha de calvijares, cantada por algunos hombres para cuya sensibilidad vivencial o poética las encinas no habéis pasado desapercibidas: “Encinares castellanos// en laderas y altozanos// serrijones y colinas// llenos de oscura maleza//, encinas, pardas encinas//--humildad y fortaleza//” A. Machado. Antología Poética.

Dichosa tú, oronda encina que te  libraste del hacha, y en este momento actual también  te has librado del “stil” y de “la retro”. Ahí estás como amarrada a la roca, como la encina de Culla sobre  colina pelada con  treinta metros de diámetro de ramaje esparcido . Vuestras resistentes ramas bien pudieron agarrar la rebelde  cabellera de Absalón.

Encina de la autopista, ahí aguantas, ahí resistes, ahí compartes tu presencia dando sombra “// con tus ramas sin color // en un campo sin verdor”,//aguantan-
do las heladas, los soles abrasadores, las ventiscas y los cierzos que enrojecen las mejillas y congelan el aliento.

Es reciente para ti el hecho de que a tu lado una arteria se haya interpuesto que jamás  tú imaginado habías. Es la Autopista, así  la llaman las gentes. Tú la has visto  iniciarse: primero los extraños  visitantes, mediciones, inspecciones de niveles y después trabajos por ti jamás soñados: desmontes  en las colinas,   el re lleno de  los valles y puentes muy resistentes y ¡ aparatos que trasforman el entorno!.  Ni con  grandes elefantes los puedes ya comparar.

Te quiero felicitar. Has tenido mucha suerte. La autopista se marcó por otro lado, no escogieron tu mismo solar. Siento ganas de contarte los atropellos que he visto en la salva natural, el daño del “Carterpilar” avanzando por la selva, arrasando vegetales en busca del árbol señalado. En su momento escribí dolido por ver su muerte:“Requien” por una Cieba gigante. He lamentado los estragos que se han hecho en el planeta tierra con grandes dosis de inconsciencia sobre el manto  vegetal con el que nuestro planeta se había cubierto. Pero bueno, la carretera ya está ahí, ofrece un firme consistente.
Sobre él desfilan  cantidades de vehículos, coches de todas las marcas del planeta, siempre de prisa, sin parar, sin detenerse, sin contemplar ni disfrutar
del paisaje. Sólo correr, correr y correr. ¿A dónde van?

Mientras, tú miras, callas, reflexionas y quizá temes. --¿Acaso esos monstruos que van por la carretera, algún día se acerquen  a mí? --Con todo hay algunas horas del día o de la noche que el tráfico de la autopista es menor. La paz y la  tranquilidad que  por tanto tiempo ha imperado aquí  regresa tímidamente a la
campiña. El firme de la autopista, las vallas de defensas, los pretiles y las señales de tráfico intercambian información con la encina y el entorno.

AUTOPISTA (AU)--- Extraño momento, no pasa nadie, tú, encina milenaria, sin duda que te debes aburrir cuando  por mi no pasa el desfile de tan
variados y lujosos vehículos. ¿No te sientes sola y aburrida?

ENCINA (EN)---Jamás he sabido qué es eso de aburrirse. Invariablemente, ver aparecer el sol cada mañana por Levante, ver las aves refugiarse en mi seno
cuando se ven acosadas por  águilas o  gavilanes, ser refugio en las tormentas, ver en primavera  verdes los sembrados o campos blancos en invierno. No me aburro, admiro y gozo. Mi comunicación con el entorno es más profunda que la tuya, viene de más lejos, es anterior  a tu misma existencia.

Los campos, las colinas, los días de sol, las noches estrelladas y las tormentas somos un conjunto bien avenido desde siglos. Yo cobijo a hombres y animales.
Tengo entrañas resistentes y maternales a la vez. Es para mí un placer ver a las golondrinas, a las tórtolas y a las palomas torcaces refugiarse entre mis ramas. Soy una fortalezas para  las aves.

No creas que te envidio. Tú eres superficial como hechura de los hombres. Sólo das paso, distribuyes por el mundo esas caravanas de vehículos que polucionan nuestro entorno.

AU.- Yo soy comunicación, yo distribuyo y relaciono los humanos, comunico ciudades, aeropuertos, agrupaciones humanas y grupos de personas. Soy de hoy.
Sirvo al desarrollo, al encuentro, al intercambio.

EN.- Sí, siempre que los accidentes con el señuelo de correr, de ganar tiempo, no te manchan  de sangre en cualquier tramo y momento.

AU.- Tú y yo somos exponentes de dos mundos. Yo globalizo el planeta tierra, colaboro en ello, enlazo ciudades, culturas, pueblos, maneras de pensar. Yo
abro el futuro, ayudo a caminar hacia el futuro. Tú eres un un ser, un local estático en el mundo.

EN.- Dime, ¿qué consistencia tiene el futuro que tú dices apoyar? Tú facilitas que las gentes se apiñen en grandes ciudades. ¿Cuánto tiempo podrán vivir así?
Ya se vive hoy en grandes desigualdades estando al lado el despilfarro y la miseria. Cientos, tal vez, miles de años hace que seres humanos transitan por
estas campiñas, cantidad de generaciones apoyados en un bastón o vestidos con pieles de otro animales han pasado por aquí;  han llegado hasta aquí, aún los veo desfilar después  de cientos de años.

Tal vez lo que en las grandes ciudades llaman horas punta  provocó también aumentar la circulación en la autopista y ese diálogo entre globalización y localización bruscamente se cortó. A sombra de la encina se sentaron un grupo de senderistas para beber agua y
resguardarse del sol.  Hacían el número.........

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